Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

El día que murió la música

Es una efeméride que nunca debía haberse producido, pero lamentablemente desde aquel fatídico 3 de enero de 1959 –hoy hace 53 años- el calendario marca en negro el día en que 'murió la música', el día en que Buddy Holly moría a los 22 años, cuando su carrera apenas había despegado: 18 meses duró exactamente. Un tiempo tan breve que, sin embargo, fue suficiente para alumbrar un manojo de canciones que no solo le encumbraron a los altares del rockabilly y el rock'n'roll sino que fueron determinantes a la hora de marcar el camino a generaciones posteriores de artistas, Los Beatles, en primer lugar.


Holly, hijo de un granjero, creció escuchando blues, country y R&B en un pueblecito de Texas, Lubbock, algo que luego traslució su paleta musical de manera relumbrante. Su corta discografía está llena de piezas al más puro estilo rockabilly como de rocanroles, fogonazos de tex mex, R&B, temas melosos,  cuando no experimentales (para la época). Dar con un productor como Norman Petty, que contaba con un estudio propio, le permitió trabajar y explorar con una tranquilidad que no gozaron sus contemporáneos. También componer en abundancia, algo que no se valoró en su momento, pero que sirvió para marcar el futuro de los llamados conjuntos. También estableció la fórmula de grupo a base de guitarra solista, rítmica, bajo y batería. Todo escueto y propio, muy lejano de las grandes producciones de Elvis. Los Beatles tomaron buena cuenta de todo ello.


Holly no era un rocker en el más puro sentido del término, menos aún, con sus grandes gafas de pasta negra, encajaba bien en la iconografía de un estilo que se consideraba salvaje y pecaminoso. Más bien era un tipo tímido y de maneras amables, muy claro en su vida familiar y matrimonial, tras casarse con la portorriqueña María Elena Santiago. Nada de escándalos, aunque en una ocasión estuvo en el centro, pero no por su culpa. Durante una actuación en Boston junto a Chuck Berry, Jerry Lewis y Larry Williams, entre otros, el gobernador de turno decidió acabar con aquel 'nido de provocación' y mandó cortar la luz. Alan Freed, el gran muñidor del género, salió a escena proclamando que “esos perros (los polis) quieren impedir que nos divirtamos” y se armó la marimorena. Holly fue metido en el lote de pervertidores de la juventud y de violento provocador social, tal y como tachaba al rock'n'roll la América puritana, pero nada más lejos.


'That'll Be The Day', que pasó por varias ediciones discográficas, hasta que explotó en agosto de 1957, fue su primer gran hit. Luego, en medio de un curioso doblete de sellos en los que aparecía con su nombre o bajo The Crickets, llegaron un rosario de canciones que conquistaron al mundo, trascendiendo generaciones: 'Not Fade Away',  'Everyday', 'Listen to Me', 'Oh Boy!', 'Peggy Sue', 'Maybe Baby', 'Rave On',  'Heartbeat', 'Ready Teddy' (Little Richard), 'It's So Easy'... Los Beatles se apoderaron de 'Words Of Love', tomando el doblaje de voces, los Rolling adaptaron 'Not Fade Away', el supergrupo de Eric Clapton, Blind Faith, tomó 'Well Alright'… y, en fin, desde los sesenta no han sido pocas las adaptaciones y álbumes de tributo. En el más reciente, 'Rave On' (2011), aparecen The Black Keys, Modest Mouse, Florence & The Machine, My Morning Jacket, Kid Rock, Patti Smith, Lou Reed, Paul McCartney, Julian Casablancas y un puñado más de artistas rindiéndole pleitesía. Una fuente inagotable, pese al más de medio siglo transcurrido.


El 3 de febrero de 1959, Buddy Holly murió junto a Ritchie Valens y Big Bopper al estrellarse la avioneta que les conducía a una actuación en Fargo. Buscó este medio de transporte para evitar setecientos kilómetros en un autobús estropeado y sin calefacción en el que viajaba toda la troupe que configuraba una de las peculiares giras rocanroleras, en plan paquete, la del Winter Dance Party. Crónica tragicómica: hubo quien se jugó a 'los chinos' la posibilidad de subirse a la avioneta o viajar en autobús, otros cedieron su puesto. Y, en consecuencia, unos salvaron la vida y otros la perdieron, según giró la ruleta.


Don McLean inmortalizó aquella funesta fecha -no la de la muerte de Kennedy, como en principio se interpretó- en su magistral 'American Pie', sentenciando que aquel día  'murió la música'. En 2007 se exhumaron los restos de Holly al hacerse más intensa la idea de que había muerto por un disparo de su misma pistola, cosa que descartó la  autopsia. Fue el maldito accidente de la avioneta en una noche de frío salvaje y de nula visibilidad lo que se lo llevó al otro mundo. La música no murió, bien al contrario. (Otro día me ocuparé de Ritchie Valens).


http://www.youtube.com/watch?v=0KKohj9NcXg


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