Propósito para el año nuevo: lograr un jardín sostenible
Ecológico. Hace unos días, el recibo del agua del Buen Jardinero traía a un Fluvi bastante enfadado, porque el consumo había aumentado considerablemente con respecto al año anterior. Llenos de buenos propósitos de año nuevo, hemos decidido no solo reducir ese consumo, sino además cambiar algunos de nuestros hábitos para reducir el impacto que la jardinería tiene en el medio ambiente. A pesar de que puede parecer una actividad muy ecológica, el abuso de abonos e insecticidas, la quema de residuos orgánicos y la moda de las estufas de terraza han convertido estas agradables tareas en una lluvia de deshechos y emisiones contaminantes. Una buena manera de evitar estas malas costumbres es apostar por especies resistentes y que se adapten bien al clima de la zona. ¿Por qué comprar una sedienta budelia si se puede disfrutar de flores coloridas con la lantana? ¿Merece la pena gastar tantos productos fitosanitarios con el rosal para las escasas flores que nos va a regalar? Y, sobre todo, si disfrutamos en los paseos con el aroma del tomillo y el romero, ¿por qué no incorporarlos a nuestro jardín?
CONSEJOS PARA UN JARDINERO ECOLÓGICO
>> Compost. Gran parte del los compuestos químicos que aplicamos a la tierra se 'lavan' por la acción de la lluvia o del riego, incluso aquellos de acción lenta. El compost casero no solo reduce la basura que generamos y mejora el terreno, sino que se mantiene por más tiempo en la tierra y beneficia, por tanto, a las plantas.
>> Césped. N¿Realmente necesitamos una gran pradera en el jardín? Si la respuesta es afirmativa, entonces, como mínimo, habrá que sembrar especies de bajo consumo de agua, como la grama. A la hora de cortarlo, conviene dejarlo un poco alto, para que las briznas conserven la humedad del terreno por más tiempo.
>> El riego Los goteadores pueden parecer la panacea del ahorro, pero no servirán de nada si no se colocan los adecuados y se regula el tiempo de riego. En vez de dos goteadores, quizá la maceta aguante con uno y, en lugar de media hora, sea suficiente con veinte minutos para que las plantas estén a gusto.
