Tres horas de espera y hasta 10.000 km. por la Ofrenda

Las esperas por llegar a la Virgen, y la "satisfacción" por conseguirlo han copado las expresiones de los oferentes.

Ofrenda de flores
Ofrenda de flores

6.30 de la mañana. Miles de zaragozanos vestidos de baturros están ya en la calle, ramo de flores en mano, esperando a que comience la tradicional Ofrenda. "Nos han levantado nuestras hijas", comentaba un matrimonio que llevaba por primera vez a toda la familia a entregar sus claveles a la Virgen. En sus rostros, como en el de muchos otros, la ilusión podía al sueño.


"Este año es especial, todo el mundo tiene la explosión en la basílica aún en mente y eso ha hecho que la gente se haya volcado", explicaba uno de los participantes, que se describía como un veterano en la Ofrenda tras más de 40 años acudiendo "sin faltar ni en una ocasión". En el ambiente, la inquietud de los niños y los nervios, y la expectación de los mayores se trasladaba de unos a otros. "Es el momento que llevo esperando todo el año, las Fiestas del Pilar tendrán muchas cosas pero la Ofrenda es lo que es", comentaba Isabel, una veinteañera que salía a ver a la Virgen con un grupo de amigos. "Hoy nos hemos tenido que recoger antes", bromeaban.


Y es que, desde prácticamente el pistoletazo de salida, la enorme afluencia de este año -con récord de grupos incluido- ha colapsado todas las calles adyacentes al recorrido principal.


En el paseo de la Independencia los 509 grupos se entretenían a la espera de poder avanzar, animándose entre ellos y también a los numerosos espectadores que se asomaban desde las aceras. "Es realmente emotivo ver a tanta gente unida en algo así", comentaba una de las personas que miraban desde la barrera a la enorme marea humana.


En la entrada de los oferentes libres -por San Vicente de Paul- el panorama tampoco variaba. El tiempo de espera rondaba a las 10.00 de la mañana las tres horas, lo cual, inevitablemente, provocaba alguna que otra crispación . "Hay gente que llega, guarda sitio, y luego llegan 20 más", explicaba una baturra, que pese a todo entendía que en el momento de llegar a la Virgen "estas historias se acaban olvidando".

De Tokio a la Ofrenda

Pero, además de los miles de zaragozanos que acuden cada año, la Ofrenda supone una de las fechas en la que más extranjeros llegan a la capital aragonesa. El centro de la ciudad se convertía desde primera hora de la mañana en una amalgama de lenguas, ritos, y colores.


Los trajes de distintas zonas de España y de regiones de todo el mundo como Perú, Hungría o incluso, la India, daban aún más vistosidad a la fiesta, que ganaba en alegría al mismo tiempo que se iba poblando el manto blanco de la Virgen.



Ofrenda de Flores Pilar 2013

Noriko era una de esas personas que habían recorrido medio mundo para estar este 12 de octubre en Zaragoza. "Soy japonesa, pero hoy soy maña", contaba Noriko, completamente vestida de baturra gracias a un traje que le había prestado una amiga zaragozana. "Es el segundo año que viene, y si quiere volver al próximo, ya sabe que puede" explicaba ella.


Tras ellos, otros tantos cientos de familias y de historias continuaban su camino hacia el manto, aguantando una larga espera de varias horas que, aseguran, "no es nada comparado con lo que han esperado desde el pasado 12 de octubre".


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