El drama de 14 familias en Aragón: cómo convivir con el dolor de un ser querido desaparecido

Este sábado, 9 de marzo, se celebra el Día de los Desaparecidos. Los psicólogos explican cómo ayudar a quienes han de vivir en la incertidumbre: "Nunca hay que dar esperanzas, pero tampoco quitárselas". 

Carteles con la foto de Javier Márquez en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
Carteles con la foto de Javier Márquez en el paseo de la Independencia de Zaragoza.
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Se llamaba Cristina Bergua y tenía 16 años cuando se la vio por última vez en Cornellá (Barcelona). Fue un 9 de marzo de 1997. De ahí que el Congreso de los Diputados declarase años después esta fecha como el Día de las personas desaparecidas sin causa aparente. Con esta iniciativa, se pretendía visibilizar un problema que lejos de solucionarse parece ir a más. Porque cada año se tramitan ya más de 20.000 denuncias por desaparición en las comisarías y cuarteles de todo el país. Puede parecer una cifra desmedida. Pero, afortunadamente, la inmensa mayoría se resuelve de forma satisfactoria. De hecho, a día de hoy, en Aragón solo hay 14 alertas activas en el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES).

El Ministerio del Interior publicó el primer informe sobre desaparecidos en España en 2017. Se trata de un balance anual que en su edición de 2023 -la última hasta la fecha y que analiza datos de 2022- sitúa a Aragón en una zona ‘templada’. De las 26.003 denuncias tramitadas en España, las Comunidades Autónomas que presentaban peores datos eran Canarias, con 5.101 denuncias, Madrid, 3.668, y Cataluña, 3.391. Aragón aparece en la posición décimoprimera, sin llegar a las 700 denuncias. De ellas, 52 estaban relacionadas con menores: 50 en Zaragoza y 2 en Teruel.

Según los datos del CNDES, en la actualidad, solo siguen vigentes dos alertas por menores desaparecidos en Aragón. Se trata de dos niñas, Sonia Hernández Montes, de 14 años y a la que se busca desde el 17 diciembre de 2023, y Emily Vaquero Palii, quien tenía 2 años cuando desapareció, el 19 de mayo de 2023. Hace solo unos días se localizó a otros dos hermanos que estaban en paradero desconocido desde las pasadas fiestas del Pilar.

El caso del pequeño Juan Carlos, el bebé de solo 8 meses al que hallaron muerto el pasado 25 de febrero junto al edificio CaixaForum de Zaragoza, encogió el corazón a la ciudad. Su padre había denunciado su desaparición y la de su madre un día antes. Y la Policía Nacional y los juzgados aceleraron todos los trámites para intentar localizarlos lo antes posible. Lamentablemente, llegaron tarde. Porque aunque consiguieron encontrar a la mujer, Natalia Diguele, de 31 años, esta ya había acabado con la vida del niño.

“Hay que limitarse a acompañar, que es lo más difícil”

Pero no todas las denuncias por desaparición se resuelven tan rápido ni de forma tan cruel. La casuística es amplia. Y como explican los psicólogos, el no volver a saber nunca nada de un ser querido desaparecido puede causar un dolor incluso mayor al de una muerte. De hecho, con el paso de los años, puede producirse un duelo crónico en el que el dolor no tiene alivio ni fin.

"Lo terrible para alguien en esta situación es que no sabe en qué mundo está el desaparecido, si en el de los vivos o en el de los muertos”, explica la psicóloga María José Ochoa

“Cuando se trata de ayudar a una persona que sufre la desaparición de un hijo, un marido o cualquier otro ser querido lo más difícil es no imponer el ritmo. Hay que limitarse a acompañarles, a estar a su lado adaptándonos a su ritmo de asimilación sin condicionar sus decisiones. Nunca se debe confrontar su forma de pensar con la realidad. Ese es un proceso que esa persona debe afrontar exclusivamente con la familia, con los más cercanos”, comenta la psicóloga María José Ochoa, coordinadora de campo del equipo de Emergencias que trabaja de la mano del 112-Aragón.

Según esta profesional, “lo terrible para alguien en esta situación es que no sabe en qué mundo está el desaparecido, si en el de los vivos o en el de los muertos”. “Por ello -insiste-, no hay que dar esperanzas ni quitarlas, solo acompañar y no cansarte de escuchar. Porque no sabemos en realidad qué va a pasar, si ese ser querido va a aparecer o no”.

Los psicólogos valoran de forma muy positiva la labor de asociaciones como SOS-Desaparecidos, que en Aragón tiene activas 22 alertas (8 más que el CNDES). “En muchas ocasiones, los afectados por una desaparición encuentran aquí el espejo en el que mirarse, porque se dan cuenta de que hay más personas en su misma situación, que comparten el mismo dolor. Y ellos les hace sentirse entendidos desde el primer momento”, comenta María José Ochoa.

Para esta psicóloga, la forma de afrontar una desaparición varía. Pero, al final, asegura, “la única opción es aprender a convivir con el dolor”. “Hay que aprender a ampliar la visión, a darte cuenta de las cosas que sigues teniendo: otros hijos, la familia… El objetivo es que ese dolor, que nunca va a desaparecer, no lo ocupe todo. Pero siempre, sin presión, al ritmo que marque cada uno”, explica.

Durante esta última semana, la desaparición del joven  Javier Márquez en Logroño ha tenido y tiene ocupada a la Policía y la Guardia Civil. La búsqueda se centra en la capital riojana, donde se le vio por ultima vez el pasado sábado, 2 de marzo, pero también está activa la alerta en Zaragoza, donde llevaba ya cuatro años impulsando su carrera deportiva como judoca en el Centro Natación Helios

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