entrevista 

Rogelio Alonso: "No puede haber paz sin justicia con el terrorismo"

Catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos y profesor en la Ulster University entre 1994 y 2004, Alonso (Calatayud, 1970) reedita ‘Matar por Irlanda’.

Rogelio Alonso, la semana pasada en Zaragoza.
Rogelio Alonso, la semana pasada en Zaragoza.
José Miguel Marco

¿Por qué los terroristas del IRA perdieron la guerra, pero ganaron la paz?Martin Luther King decía que no puede haber paz sin justicia. La organización terrorista IRA se había debilitado mucho por las políticas coactivas, se vio forzada a cambiar de táctica y utilizó el terrorismo como una moneda de cambio. En vez de tener la valentía de detener su campaña de violencia sin intentar coaccionar para extraer concesiones, entró en ese proceso de reclamarlas para dejar una táctica que no le funcionaba. Una de ellas fue la excarcelación de 400 presos condenados por delitos de terrorismo y salieron a la calle amnistiados a pesar de ser juzgados con todas las garantías. No solo eran del IRA sino también de organizaciones terroristas unionistas. Es una enorme injusticia porque la mayoría de la población de Irlanda del Norte había condenado la violencia y ve que se le impone. Por eso concluyo que el IRA perdió la guerra y ganó la paz.

Además, el partido político Sinn Fein, el sustituto del IRA, es mayoritario en Irlanda del Norte…Es otro indicativo de que los gobiernos aceptaron ofrecerle al IRA una pista de aterrizaje con su brazo político. Hay una contradicción porque la mayoría de la población de Irlanda del Norte se opuso al IRA y defendió la no violencia contra el Sinn Fein. Pero ahora los gobiernos refuerzan a los violentos porque de esta manera hay paz y esto es muy injusto. El primer ministro de Irlanda del Norte, Garrett Fitzgerald, criticó la propaganda política del Sinn Fein porque asesinaron a miles de personas y como no conseguían sus objetivos, se convierten en el partido de la paz.

¿Qué comparación hace del final del terrorismo en Irlanda del Norte y el País Vasco?En Irlanda del Norte había un enfrentamiento del terrorismo de IRA y el contraterrorismo de los unionistas, y la intensidad se multiplicaba, con 4.000 víctimas. En el País Vasco fue terrorismo contra el Estado y hubo tres años del GAL. Las medidas coactivas en los dos sitios asfixiaron a los terroristas de los dos lugares y los gobiernos cayeron en el mismo error: el falso pragmatismo de concesiones en la negociación. Aquí se legalizó Bildu y ahora es el segundo partido del País Vasco.

Se cumplen 22 años del asesinato de Manuel Giménez Abad en Zaragoza y aún no se ha celebrado el juicio a los dos etarras.Hay varios tipos de justicia, la política y la penal. El asesinato de un zaragozano que no se haya juzgado todavía es terrible porque para la familia se complica hacerle frente tanto tiempo. Al ser humano no le devuelven su ser querido, pero necesita algo de justicia. El juicio es muy importante para que haya un cierre, pero a veces los esfuerzos de las Fuerzas de Seguridad del Estado no aportan pruebas suficientes. No puede haber paz sin justicia con el terrorismo.

¿Por qué reedita el libro ‘Matar en Irlanda’ (Alianza Editorial)?Se reedita porque cumplen 25 años los acuerdos de Viernes Santo y es la mayor muestra de entrevistas a miembros del IRA, que son muy críticos con la lucha armada y exigen en 2003 que debe haber un reconocimiento del daño causado. No consiguieron lo que pretendían sino llenar los cementerios con casi 4.000 muertos, agudizar el odio y el conflicto entre las comunidades norirlandesas y alejar el objetivo de una Irlanda unida.

Las víctimas del terrorismo, como los de ETA, ¿son olvidadas?Hay víctimas directas y las que sufren en toda la sociedad democrática, pero existe el mismo pragmatismo. Una parte de la población del País Vasco legitima la violencia porque no han vivido esa experiencia directa y ya no existe el terrorismo. En Irlanda del Norte, desde 1998 han sido asesinadas 160 personas y continúa, pero con menor intensidad. Es un proceso de paz relativo e imperfecto.

​¿Cómo afectará en Irlanda del Norte el nombramiento del nuevo rey Carlos de Inglaterra?

No creo que tenga mucho efecto porque las dinámicas son distintas. Hay falta de honestidad y cobardía de hacer frente a la realidad. Una historiadora dijo tras la II Guerra Mundial que las naciones deben ser valientes para afrontar su pasado, pero en nuestras sociedades donde se ha vivido el terrorismo no lo tenemos y los políticos hacen el cortoplacismo o simplista, con un titular corto: “La paz ha llegado” o “El terrorismo ha sido derrotado”. Pero la realidad es más compleja y hay que enfrentarse a la violencia próxima y sus consecuencias.

¿El museo creado en Vitoria puede ayudar a conocer ese pasado?

Antonio Elorza ha denunciado en un artículo que en ese museo se usa la única responsabilidad de ETA, pero no fue solo sino que había detrás una ideología nacionalista y se difumina. Uno de los hallazgos de la lucha contra el terrorismo que además de los comandos había un entramado detrás con una organización política detrás y asociaciones para recabar el apoyo económico y social.

En el relato no se habla nunca del entorno y la organización política. ¿Ha vuelto a Irlanda del Norte?
Sí, para hacer otro tipo de trabajos. En el libro recuerdo que hay el hijo de un miembro de ETA que dice que su padre no era un héroe sino que le lavaron el cerebro y no representaba una gran causa. No puede haber paz sin justicia y ensalzando a quienes creando víctimas. Estos días hubo en la Universidad de Queen’s una conferencia de tres días por el 25 aniversario con el pensamiento único y sin críticas con las sombras de esta etapa. Ha habido luces porque ha disminuido la violencia, pero el precio ha sido tremendo con las consecuencias del mal menor con un bien superior muy discutible. El discurso del senador George Michel, el mediador de las negociaciones, puso en pie al auditorio varias veces y enumeró los arquitectos de la paz nombrando, entre otros, a Gerry Adams y Martin McGuiness, líderes de la organización territorio, pero no se nombró a los que hicieron posible como las Fuerzas de Seguridad del Estado y a los servicios de inteligencia británico que asfixiaron al IRA para detener su campaña terrorista, y las víctimas.

































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