TAL DÍA COMO HOY

El jugador del Barça Quini fue liberado en Zaragoza tras 24 días de secuestro

El 25 de marzo de 1981 Enrique Castro 'Quini' termina su cautiverio en el sótano de una calle Zaragozana. HERALDO estuvo en el lugar de los hechos.

Enrique Castro, Quini, conversa con los medios poco después de su liberación, el 25 de marzo de 1981
Enrique Castro, Quini, conversa con los medios poco después de su liberación, el 25 de marzo de 1981
Juan G. Misis / Archivo HERALDO

Tras un periplo de 24 días, el jugador del F.C. Barcelona Enrique Castro, Quini, es liberado en Zaragoza gracias a una operación policial conjunta entre las brigadas policiales catalanas y aragonesas. Casi un mes de preocupación por la vida del jugador de la que HERALDO hizo un amplio seguimiento.

El secuestro se produce el domingo 1 de marzo de 1981, cuando Quini se dispone a regresar a su domicilio tras el partido de Liga jugado contra el Hércules. 

HERALDO lo contó así: "El resumen de la información recibida hasta ahora es la siguiente: Quini jugó el domingo por la tarde el partido de liga contra el Hércules. Según la versión más generalizada, Quini abandonó el campo cerca de las ocho por la puerta principal, junto a la cual tenía aparcado su coche, un Ford modelo Granada. Cuando iba a entrar se pudo ver cómo se le acercaron dos personas que se introdujeron en el vehículo. Nadie dio importancia al hecho.

A partir de ese momento se perdió el rastro de Quini. No así del coche, que fue localizado por la Policía de Barcelona en las cercanías del mercado de Les Corts, tras la vivienda de Quini.

Si bien oficialmente se dice que aún no hay constancia de que se trate de un secuestro, todo parece apuntar hacia ello. Se están recibiendo en los medios de información barceloneses muchas llamadas reivindicando el hecho".

Pasan los días y comienzan a decaer los ánimos. Leemos en las páginas de HERALDO del 5 de marzo: "Existe ya un ambiente de pesimismo. Porque los secuestradores deberían haber dado señales de vida, indicando el estado de Quini y señalando cómo y dónde hay que entregar el rescate. Una personalidad de la Policía ha afirmado que es posible que los secuestradores, no contando con la enorme repercusión del caso, se hayan asustado. En los secuestros, lo fácil es comenzar y lo difícil terminar".

Mientras tanto, las muestras de apoyo y solidaridad con el jugador se suceden. sin ir más lejos, los futbolistas oscenses emiten el siguiente comunicado: "Los jugadores de la SD Huesca quieren hacer pública su repulsa por el secuestro del que es víctima su compañero Enrique Castro, Quini. Manifiestan su voluntad de unirse incondicionalmente a cualquier postura que adopte la generalidad de futbolistas españoles como muestra de condena a lo sucedido". Aunque los jugadores del Barça se plantean incluso no jugar el siguiente partido, finalmente deciden que "Dedicaremos el partido a nuestro compañero y en todo momento pensaremos en él".

Días después, comienzan a llegar noticias: "El Fútbol Club Barcelona ha mantenido contactos con los secuestradores de Enrique Castro, Quini, e incluso existe una cinta magnetofónica grabada por el jugador a su esposa, Mari Nieves, y a sus compañeros de equipo".

Y finalmente, tras 24 días de angustia, llega la mejor noticia posible. Quini es liberado a las 22.05 horas del 25 de marzo de 1981, con un relativo buen estado de salud y al parecer sin pago alguno de rescate. El futbolista había pasado todo este tiempo retenido en el sótano de un edificio de la calle Jerónimo Vicén, en Zaragoza.

HERALDO dedica su portada y una doble página para contar todos los pormenores: "La operación de rescate fue hecha con sumo cuidado. Nueve funcionarios de la Jefatura Superior de Zaragoza y quince de Barcelona participaron en ella, así como dos coches 'Z' de la Policía Nacional, que se situaron sensiblemente alejados del taller electrónico en desuso. Toda medida de precaución era poca para tratar de efectuar el rescate sin que Enrique Castro sufriese ningún daño. De ahí que los funcionarios se acercaran al local en coches camuflados.

Y salió bien. Afortunadamente, la acción policial fue limpia, eficaz, perfecta. Ningún herido hubo que lamentar en una operación que muchos directores de cine negro hubieses querido filmar.

Un presunto secuestrador se hallaba en ese momento custodiando a la persona que más expectación y cariño había despertado en los últimos días en todos los españoles".

Aspecto que presentaba el sótano donde Enrique Castro, Quini, estuvo secuestrado en Zaragoza
Aspecto que presentaba el sótano donde Enrique Castro, Quini, estuvo secuestrado en Zaragoza
Juan G. Misis / Archivo HERALDO

En medio de esta celebración, nuestro compañero Fernando Sancho Sora se hace eco de la siguiente curiosidad: "El 6 de marzo se recibió una llamada en HERALDO DE ARAGÓN que localizaba el paradero de Quini en una determinada dirección barcelonesa. Comunicada la misma a la Policía y tras las consiguientes averiguaciones se comprobó que era una falsa alarma. 

¿Por qué llaman a nuestro diario, de Zaragoza? preguntamos entonces. Esta llamada se desestimó como relacionada con el caso. Sin embargo, tras este acontecimiento en el que se ha puesto de manifiesto que Quini ha permanecido todo el tiempo de su secuestro en Zaragoza, vuelve a tener actualidad la misteriosa llamada".

Con loable entereza, Quini atiende a los medios poco después de su liberación y declara: "Ha sido terrible. Sobre todo al final, cuando la Policía irrumpió en el sótano donde estaba encerrado. Tuve miedo. Creí que moría. Sentí muchos ruidos arriba. No sabía que era la policía, era en lo último que podía pensar después de tanto tiempo. 

De repente, un joven rubio y con bigote saltó hacía mi pistola en mano. Pensé que era el final y me eché la colchoneta en la que dormía encima. Afortunadamente mis presagios no se confirmaron y estoy libre. Casi no puedo creerlo".

Fernando Pellejero y Eduardo Sandino, dos de los secuestradores de Quini, en la portada de HERALDO
Fernando Pellejero y Eduardo Sandino, dos de los secuestradores de Quini, en la portada de HERALDO
Archivo HERALDO

De sus secuestradores contó que "No me hicieron daño, aseguraron que ellos también eran admiradores míos. Querían tranquilizarme y me repetían con frecuencia que pasase lo que pasase a mí no me ocurriría nada. A pesar de ello, temí muchas veces por mi vida. Pensé que no volvería nunca a casa. Los primeros momentos fueron violentos. Me metieron en un cajón con la cabeza encapuchada y me dijeron que me acomodase lo mejor posible, porque el viaje iba a ser largo. Nunca he sabido que estaba en Zaragoza". Tras prestar estas declaraciones puso rumbo a Barcelona y, menos de 24 horas después, ya estaba entrenando con sus compañeros.

La primera detención se produjo en la misma noche de su liberación, pero finalmente tres fueron los acusados del secuestro: Fernando Pellejero, Eduardo Sendino y Víctor Díaz. Las investigaciones posteriores demostraron que el FC Barcelona depositó cien millones de pesetas en un banco suizo. Precisamente Pellejero, considerado el cerebro de la operación, fue detenido en Ginebra tras realizar diversas operaciones con el dinero del rescate.

HERALDO recogió en su portada del 13 de enero de 1983 el momento en que Quini presta declaración ante el juez
HERALDO recogió en su portada del 13 de enero de 1983 el momento en que Quini presta declaración ante el juez
Archivo HERALDO

El juicio comenzó el 13 de enero de 1983. Quini no se presentó como acusación y en su declaración ante el juez no identificó a sus secuestradores diciendo: "Yo les perdono; si lo hicieron es porque a lo mejor no tenían otra salida o ellos no creían tenerla".

A pesar de ello, se consideró que las pruebas eran contundentes y cada uno de ellos fue condenado a diez años de prisión y una indemnización de cinco millones de pesetas para el futbolista.

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