El desafío de desmovilizar a un niño soldado en Sudán del Sur

El Gobierno aragonés y Unicef aportan conjuntamente 130.000 euros para romper el cordón umbilical de 50 menores con los grupos armados y lograr su reinserción.

apunta a la palabra Paz en un espacio apto para niños en Bentiu.
apunta a la palabra Paz en un espacio apto para niños en Bentiu.
Unicef Sudán del Sur / Willemot

El proceso para el desarme, la desmovilización y la reinserción de los niños soldado que son explotados y usados muchas veces como escudos en Sudán del Sur, uno de los catorce países en todo el mundo en los que en 2019 se constató su existencia, es largo y complejo. Para lograr que durante este año 50 de estos menores, 30 niños y 20 niñas, intenten recuperar su infancia, vuelvan con sus familias y a la escuela y tengan una vida normal, el Gobierno aragonés aporta 100.000 euros a Unicef, organización que cofinancia el proyecto con otros 30.000 de sus propios fondos. La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, y el presidente de Unicef Aragón, José Manuel Pomar, han suscrito este martes el convenio.

Así, este programa de reintegración tiene un coste de 2.600 euros por niño con el que se cubren también sus necesidades más urgentes una vez que han sido liberados como apoyo psicosocial, acceso a servicios de ayuda de trabajadores sociales, búsqueda y reunificación con sus familias, educación y formación para, según su edad, conseguir que sean autosuficientes. Pomar ha señalado que se trata de un "proyecto integral" y "emblemático" en el que Aragón ya participó en 2020 con el objetivo de salvar a 68 niños, de los que finalmente se pudo 'rescatar' a 40 chicos y 4 chicas. De ellos 22 volvieron con sus familias. Unicef también pone en marcha, en colaboración con el Gobierno sudanés y organizaciones no gubernamentales que trabajan en el territorio, centros tutelados de "transición" en los que se atienden a aquellos que no regresan a su entorno. Superar el estigma que rodea a los menores desmovilizados no es fácil, ya que, ha explicado Pomar, no siempre son bien aceptados por sus comunidades e incluso por sus propios familiares.

Aunque el objetivo inicial del convenio de 2020 era la liberación de 68 menores, la situación pandémica, con los problemas para moverse por el territorio, obligó a circunscribirlo a 44, pero -tal como ha explicado el presidente de Unicef-, esto ha posibilitado destinar los recursos psicológico y de reinserción a otros 103 pequeños con los que Unicef ya había trabajado después de que fueran retirados de la violencia en 2019. Este proyecto se va a llevar a cabo fundamentalmente en los antiguos estados de Oeste y Centro Gran Ecuatoria (WES), Jonglei, Unity y Oeste Bahr el Ghazal (WBGZ). Además, este año se va a intensificar la labor de integración y seguimiento posterior para minimizar las posibilidades de fracaso de este complejo proceso.

El 30% de los niños soldados liberados estaban armados, según un estudio de Unicef, y en muchos casos llevaban armas desde los 10 años. Estos menores no siempre participan en los combates, sino que también realizan labores de cocineros, lavan la ropa o tareas de espionaje, entre otros. Por lo que respecta a las niñas, suelen  sufrir violaciones, se las emplea como esclavas sexuales y se las obliga a casarse y tener hijos.

La consejera ha recordado que Sudán del Sur fue el último país de la ONU en lograr su independencia en 2011 y a partir de 2013 ha estado inmerso en "grandes conflictos entre las mayorias árabes y cristianas". “Es un camino muy difícil, desde aquí solo podemos contarlo, darle visibilidad y seguir colaborando. El drama y la historia de cada uno de esos niños merece, como mínimo, la pequeña oportunidad que un acuerdo de este tipo puede brindar”, ha concluido Broto.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión