Salir en defensa de su padrino le puede costar muy caro, sobre todo porque lo hizo de manera violenta y a todas luces desproporcionada. Un joven se enfrenta a penas de entre un año y nueve meses de cárcel, que solicita la Fiscalía, y de cinco años, que pide la acusación particular, por las lesiones que le causó a un taxista que apenas un par de horas antes había discutido con el que llama su padre, también del mismo gremio.

Ambos conductores habían coincidido en la parada de la estación de Delicias y uno de ellos, José Manuel G. C., de 51 años, había llamado la atención al otro por su forma de trabajar. Para hablar con él se acercó hasta su vehículo, y puso las manos en la ventanilla del conductor, que estaba bajada. El otro chófer le dio entonces un manotazo y él reaccionó haciendo lo mismo.

Esto provocó un airado enfado del taxista recriminado, el cual empezó a insultar a José Manuel G. C. y a meterse con su padre y con su madre. La llegada de un cliente hizo que la discusión se zanjase en ese punto aunque, según declararía luego José Manuel G. C., cuando arrancaba el coche el compañero le decía a gritos que iba a enviarle a su hijo para que le partiera la cara.

El conductor siguió trabajando esa tarde del 23 de abril de 2019 y dos horas más tarde, sobre las 20.00, en la misma parada de la estación intermodal, se le acercó un joven y le preguntó por el número de licencia de su coche y si era el propietario del mismo. Al responderle que sí, le inquirió sobre lo ocurrido con su padre y sobre lo que le había hecho, ya que, según le dijo, el hombre estaba en el hospital.

El taxista le contestó que tenía que ser un malentendido porque entre ellos no había ocurrido absolutamente nada, pero al llamar a su padre, activar el altavoz del teléfono y oír la voz de Juan Manuel G. C., le dijo que sí era "ese". Acto seguido, el joven le soltó un puñetazo en la cara que lo tiró al suelo. El conductor sufrió múltiples fracturas en la pared lateral y anterior del seno maxilar izquierdo. Tuvo que ser operado y le ha quedado como secuelas material de osteosíntesis en la cara, hipoanestesia de la rama maxilar con parálisis inferior del nervio trigémino, y una cicatriz que le causa un perjuicio estético ligero.

La investigación policial permitió identificar y detener de Marcos B. G., de 22 años, como presunto autor de las lesiones. Ante el juez, el joven, que en realidad no es hijo sino ahijado del conductor que se sintió agraviado, admitió que le había dado una "bofetada" al otro y del golpe se cayó al suelo porque estaba mojado. Reconoció también que había ido a la estación "enfadado" por lo sucedido y que le pegó cuando el taxista admitió que había "agredido" a su padre porque así, como dijo, "ningún tonto le quitaría mas servicios".

En su descargo, señaló que se arrepentía de lo sucedido y que había sido un "ataque de rabia". Tras pegarle, se quedó en el lugar muy nervioso y avisó a urgencias para que atendieran al herido. José Manuel G. necesitó tratamiento médico y quirúrgico, tardó en curar cincuenta y nueve días, de los cuales tres estuvo en el hospital.

La Fiscalía solicita para Marcos B. G. una condena de un año y nueve meses de prisión por un delito de lesiones y el pago de una indemnización de 2.340 euros por las heridas sufridas y 9.979 por las secuelas. Por su parte, la acusación particular, a cargo del abogado Marco Antonio Navarro, eleva la pena a cinco años de cárcel. A la valoración de las lesiones, le añade el dinero que dejó de ganar el taxista durante los nueve días que estuvo de baja laboral (1.239 euros).