Edificios con historia

Las otras vidas del edificio del Centro Joaquín Roncal de Zaragoza

En 1931 este edificio de la calle de San Braulio de Zaragoza se construyó como economato de consumo. Después, en 1985 fue la sede del PSOE y en 2005 se convirtió en el Centro Joaquín Roncal, con la Fundación CAI – ASC.

En 1931 este edificio de la calle de San Braulio de Zaragoza se construyó como economato de consumo. Después, en 1985 fue la sede del PSOE y en 2005 se convirtió en el Centro Joaquín Roncal, con la Fundación CAI – ASC.

No se tarda mucho tiempo en recorrer la calle de San Braulio de la capital aragonesa. Unos 60 metros es lo que dista entre las esquinas de Espoz y Mina y la de Miguel Molino. A un paso normal es un minuto. La forma de la vía es peculiar: tiene una traza curva. Una característica que viene dada por su ubicación, en el Casco Viejo, donde las calles son más irregulares que en otros barrios. 

La mayoría de las paredes de la calle de San Braulio corresponden con viviendas. Todas menos una. En la acera de los números impares hay un edificio caracterizado por la combinación de ladrillo visto y también por las formas de sus vanos. No se trata de una construcción muy antigua, ni siquiera tiene un siglo de vida. Fue levantado en la década de los años treinta, en concreto en 1931.

Se construyó con una pensada función: ser el economato de consumo. Es decir, lo que se llamaba la Cooperativa Militar y Civil. Según el Centro Joaquín Roncal, actual inquilino del edificio, “los planos originales presentan una minuciosa distribución de las secciones”. La misma entidad concreta que las instalaciones se dividían en almacén, cubas, cochera, cuadras y hasta una amplia entrada destinada a las ventas. Además, también se señala en su página web que había lugares especiales destinados a la chocolatería y a la aceitería.

Algunos de esos espacios se pueden adivinar al mirar su fachada, que se ha mantenido. Una fiel comprobación es revisar las fotografías antiguas de la calle. Eran y son tres plantas donde los vanos cobran un especial protagonismo, dada su originalidad. Los hay rectangulares, con forma de triángulo o circulares. Unos son a ras de pared, mientras que otros están empotrados. No falta tampoco un mirador en la parte central del segundo piso.

El proyecto inicial, según referencia el Centro Joaquín Roncal, era un tanto distinto. “En el alzado se mostraba la esbelta fachada de un edificio de cuatro alturas, cubierta con miradores y el remate de un torreón”. La fundación explica que los promotores tuvieron que variar la primitiva idea por motivos económicos.

En este edificio, como recuerdan algunos vecinos de Zaragoza, se adquirieron productos de alimentación a través de cartillas de racionamiento durante una época, como el aceite. Esta función hizo que el espacio se quedase pequeño. La solución llegó en 1949, cuando se adquirió el solar contiguo, según señala el centro. Aquella incorporación suplió una “expropiación forzosa” de parte de la Cooperativa Militar y Civil que tuvo lugar al poco tiempo de su construcción, según se leyó en las páginas de HERALDO. La causa fue el ensanche de la calle y la plazuela.

El nuevo solar, el adquirido en los años cuarenta, fue útil para las nuevas vidas que ha tenido la casa. Tras una etapa de “oscuridad y decadencia”, en boca de vecinos del barrio, volvió a nacer en 1985. En ese año se convirtió en la sede regional del PSOE. Los socialistas le dieron nuevos aires y sacaron partido al edificio. Una estancia que duró 20 años.

En 2005 la agrupación política hizo las maletas y dejó paso al Centro Joaquín Roncal, hogar de la Fundación CAI – ASC (Acción Social Católica). Desde mayo de ese año, las reuniones de pactos y acuerdos se sustituyeron por exposiciones, presentaciones de publicaciones, proyecciones de documentales o cursos. A lo que se suma Suralia, un espacio de venta y cafetería especializado en el Comercio Justo.

Vida tras vida, el edificio ha conservado la racionalidad y el aspecto con el que se concibió, hace casi noventa años. Aunque su función se haya modificado varias veces (así como su interior), su remozada fachada sigue siendo uno de los elementos más singulares de la tranquila calle de San Braulio.

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