periodismo

Ramón Lobo: “Mi trabajo me ha permitido conocer la parte rota del mundo”

Hace unos días, el periodista y escritor venezolano visitaba la capital aragonesa con motivo de la presentación de su último libro: ‘El día que murió Kapuscinski’.

Ramón Lobo (segundo por la derecha) en Zaragoza.
Ramón Lobo (segundo por la derecha) en Zaragoza.
Camino Ivars

La librería Cálamo de la capital aragonesa fue el lugar elegido para albergar la presentación del último libro de Ramón Lobo, periodista y escritor venezolano afincado en España desde 1960. Se trata de su nueva novela, ‘El día que murió Kapuscinski’, en la que el autor realiza un paseo por más de 30 años de conflictos bélicos basándose en su prolija experiencia en este tipo de coberturas como reportero de guerra en 'El País', donde permaneció entre 1992 y 2012.

En sus propias palabras, asegura que este trabajo le ha permitido “conocer la parte rota del mundo”, algo que, sin duda; ha dejado una huella imborrable en su vida. “La novela habla de un grupo de periodistas que visitan diversos conflictos armados y sobre cómo estos les van afectando con los años, sobre todo a la hora de volver a casa y tratar de recuperar sus vidas”, explica Lobo, que afirma que la novela cuenta con relatos y personajes reales y ciertas tramas de ficción.

Se trata de una obra que empezó a escribir hace 10 años, pero que interrumpió la llegada de su novela anterior, ‘Todos náufragos’, en la que se adentra en sus raíces familiares. De padre español, madre inglesa y abuelos luxemburgueses, asegura que su interés por el periodismo despertó muy temprano; y fue de la mano del también periodista Bernardo Arrizabalaga, padrastro de una amiga de la infancia, quien comenzó a introducirle en este mundo a los 14 años. “Cada vez que iba a su casa me recomendaba un libro que comentábamos en la siguiente visita. Pronto dejé de ir a visitar a mi amiga para reunirme con este hombre”, bromea.

“Hay dos tipos de periodistas: los que se preparan mucho y los que no"

Y así, comenzaría una gran carrera periodística que, por cuestiones del destino, prendería su mecha en la capital aragonesa en 1979, mientras Lobo realizaba la mili en la Capitanía de Zaragoza. “En mi tiempo libre hacía prácticas en Heraldo de Aragón donde estuve un año en la mesa internacional seleccionando teletipos”, afirma. Hoy recuerda con gran cariño a uno de sus jefes, José María Doñate; quien fue subdirector de HERALDO DE ARAGÓN. Fue precisamente en esta ciudad, en Zaragoza, donde realizó su primera entrevista sobre información internacional. “Fui a la Universidad a hablar con un profesor de Derecho, Leandro Ruiz, sobre Afganistán”, recuerda.

A la pregunta de cuándo se sintió listo para dar el salto a su primera cobertura internacional, Lobo responde con otro de sus recuerdos, cuando el por aquel entonces redactor jefe de El País, Luis Matías López, le preguntó: “¿Estarías dispuesto a viajar a Sarajevo?”. Recuerda que acababa de empezar la guerra de Bosnia, y que su respuesta fue rotunda: “Llevo 15 años esperando a que alguien me haga esa pregunta”, continúa.

“Cuando viajas a un territorio en conflicto piensas que eres inmortal. Obviamente, antes de partir no tienes miedo, porque de ser así ninguno iría. Pero todo esto cambia cuando matan a un amigo. Entonces todo se desmorona”, reconoce el periodista. Sin embargo, y a pesar de que ha pasado media vida viajando, asegura que otra de las cosas que ha marcado su vida ha sido su gusto por la improvisación: “Hay dos tipos de periodistas, los que se preparan mucho y los que no. Cuando viajo no voy a buscar nada sino a encontrar y para eso se necesita algo de improvisación”.

“La paz es cuando un hombre solo tiene miedo a las serpientes”

“Algunos compañeros van diariamente al Parlamento o al Ayuntamiento y nosotros íbamos a países en conflicto. Para mí, hacer mi trabajo era muy fácil porque todo lo que tenía delante era sorprendente. Te encontrabas mucha mierda, sí, pero en ocasiones, una sola frase hacía que mereciese la pena todo el viaje”, destaca Lobo. En esta misma línea, recuerda una de sus incursiones al norte de Uganda, tierra que durante dos décadas fue sometida a una guerra civil silenciosa, cruel y oculta. Durante el transcurso de una mesa de paz, un religioso hizo una pregunta a los presentes: ¿Qué es la paz? “Nadie supo responderla porque llevaban tantos años en conflicto que desconocían su significado, hasta que alguien dijo algo que me fascinó: La paz es cuando un hombre solo tiene miedo a las serpientes”.

‘El día que murió Kapuscinski’ es la obra que le ha permitido ordenarse y cerrar una etapa de su vida antes de adentrarse por completo en el mundo de la novela de ficción. “El periodismo de guerra me ha permitido vivir muchas vidas de la mano de testimonios y momentos únicos de otras personas. Sin embargo, siempre he creído que no son ni los más listos ni los más fuertes los que sobreviven, sino los que se saben adaptar”, opina Lobo

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