Los vecinos de la avenida de Cataluña esperan que se liciten nuevas obras de reforma en febrero

La ansiada reforma de esta vía supondrá una oportunidad para el desarrollo de la zona, ya que puede atraer a nuevos vecinos y aumentar el número de equipamientos y servicios con los que los residentes cuentan en la actualidad.

Tramo de la avenida de Cataluña.
Los vecinos de la avenida de Cataluña esperan que se liciten nuevas obras de reforma en febrero
Leyre Ruiz

La historia de la remodelación de la avenida de  Cataluña parece el cuento de nunca acabar. En 2010 comenzó la lucha para que el Ministerio de Fomento cediera el vial al Ayuntamiento de Zaragoza y, desde entonces, solo se ha llevado a cabo una actuación de reforma. Ahora, los vecinos esperan que el mes de febrero llegue acompañado de buenas noticias y que el consistorio saque a licitación nuevos trabajos en la avenida. Unas obras que ya llegan con unos meses de retraso y que, de no sacarse a concurso en las próximas semanas, podrían significar hasta dos años más de demora, según Jesús Fon, vicepresidente de la Asociación de Vecinos Ríos de Aragón y Avenida de Cataluña.

“Estamos preocupados, no tanto por los presupuestos sino por el retraso”, explica Fon. Según el miembro del colectivo vecinal, a finales de 2018 deberían haber salido a concurso las actuaciones de varios tramos de la avenida, pero esto no ocurrió. No obstante, hace unas semanas, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve y el consejero de Urbanismo y Sostenibilidad, Pablo Muñoz, anunciaron que las licitaciones comenzarán a publicarse en febrero. “Nos han hecho una promesa a cargo del presupuesto de 2018”, apunta Fon, que cree que aún en el mejor de los casos, es decir, si las licitaciones salen en febrero, tardarán “como mínimo” seis meses en ver alguna máquina trabajando en la zona. “Se les ha ido el tiempo”, lamenta.

La reforma de la avenida Cataluña es una demanda vecinal que se remonta casi una década en el tiempo. Los trabajos de mantenimiento que se han realizado en la vía y su entorno han sido casi inexistentes y los residentes sienten que viven en “un agujero” entre el barrio de Santa Isabel y Zaragoza, a escasos ocho minutos en coche de la plaza del Pilar. La remodelación de esta carretera tan concurrida supondría, según Fon, la revitalización de esta zona de la ciudad. De hecho, están proyectados varios bloques de viviendas que se traducirían en la llegada de nuevos vecinos, lo que significaría una gran oportunidad de desarrollo. “Si no hay vecinos no hay servicios. Si vienen puede haber nuevos equipamientos, comercios, iniciativas privadas… y no el descampado que ahora mismo es”, comenta el vicepresidente.

“Llevamos con esto nueve años y no se nos niega que tenemos razón. De hecho, este Ayuntamiento ha dado uno de los pasos más importantes que se han dado yendo a Madrid para conseguir la cesión, pero no podemos retrasarnos más”, considera Fon, que cree que si en mayo se produce un hipotético cambio de Gobierno, el nuevo equipo seguirá adelante con la reforma. “En principio ningún grupo rechaza categóricamente que esto se haga. Una vez empezada la obra mayor, la siguiente corporación municipal la continuará”, apunta.

Hasta el momento, una de las pocas actuaciones que se han llevado a cabo ha sido la reforma de un tramo de 345 metros en el lado de los impares, entre las vías del ferrocarril y la calle Río Ara. Las obras incluyeron la renovación de dos carriles, el ensanchamiento de las aceras y la colocación de una treintena de farolas de bajo consumo, entre otras cosas.

“La avenida Cataluña es como un tubo para el viento”

A escasos metros de la avenida Cataluña, en la intersección con la calle Felisa Galé, los vecinos denuncian los problemas que tienen con los contenedores cada vez que sopla el cierzo en la ciudad. Según dicen, aquí es habitual ver depósitos volcados o arrastrados varios metros a causa del viento. “Estamos cansados de que constantemente vuelen. Es peligroso tanto para los peatones como para los que circulan con sus vehículos”, asegura una vecina.

Esta residente explica que los contenedores están situados en una zona en la que se cruzan dos fuertes corrientes de aire, la de la avenida Cataluña, que es “como un tubo para el viento”, y la de la calle que va a dar al polígono de Cogullada.

La solución es soterrarlos, anclarlos o ponerlos en un lugar más resguardado, según esta vecina. No obstante, no solo los contenedores sufren los efectos del cierzo, ya que estos días también ha sido frecuente ver bicicletas de alquiler tiradas en las aceras de esta calle.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión