El Ayuntamiento defiende reducir el número de viviendas para desbloquear el plan de Aceralia

ZEC busca un acuerdo con los propietarios y con Saica y se compromete a no superar los 1.500 pisos.

Fernando Orós, Alfredo Martínez y Juan José Jordá, en los terrenos de Aceralia, con la factoría de Saica al fondo
Fernando Orós, Alfredo Martínez y Juan José Jordá, en los terrenos de Aceralia, con la factoría de Saica al fondo
Francisco Jiménez

Los años pasan y los suelos de la antigua factoría de Aceralia siguen abandonados a la espera de un desarrollo urbanístico que nunca llega. Atascado por los conflictos judiciales, el plan para convertir los terrenos en una gran zona de viviendas, equipamientos y zonas verdes en el Picarral sigue varado. Y para el Ayuntamiento de Zaragoza solo cabe la solución de reducir ostensiblemente el número de viviendas y no superar el máximo de 1.500, muy lejos de las 2.800 que se llegaron a plantear en un primer momento.

Justo cuando se cumplen 15 años del acuerdo original que permitió la salida del barrio del Picarral de la factoría de Aceralia y otras 13 empresas, todo sigue a la espera de un acuerdo entre las partes en conflicto, sobre todo los propietarios de los suelos (el más importante es la Sareb) y Saica, la fábrica anexa a los terrenos y que siempre se opuso al proyecto porque consideró que aumentaba la presión residencial sobre sus instalaciones. Acudió a los tribunales y tumbó tanto el primer convenio, de 2.344 viviendas, como la recalificación de los terrenos, que tienen un total de 158.626 metros cuadrados, y el plan especial.

A finales de 2012, se hizo una segunda propuesta de 2.183 viviendas, pero Saica volvió a recurrir y el Gobierno de Aragón lo paralizó porque la edificabilidad residencial seguía siendo excesiva. Los propietarios de los terrenos plantearon una nueva ordenación con 1.998 pisos, que también recibió el rechazo autonómico y devolvió el proyecto a la casilla de salida. Corría 2017.

Desde entonces, el plan está atascado, aunque Saica presentó un estudio de ruido el pasado septiembre en el que fijaba las zonas en las que no se podía edificar vivienda. Los propietarios del suelo ya conocen ese estudio y el Ayuntamiento está a la espera de una nueva propuesta, siempre por debajo de las 1.500 viviendas, que permita tramitar una nueva modificación del Plan General. Pero al menos un punto de partida para un acuerdo.

En fase de negociación

El concejal de Urbanismo, Pablo Muñoz, dice que el solar hoy esta calificado como industrial, pero que al Ayuntamiento no le interesa que en ese espacio se vuelvan a instalar fábricas, por las molestias que generan en el barrio. Al mismo tiempo, se trata de evitar que este asunto se vuelva a judicializar. "Estamos favoreciendo que haya conversaciones entre las partes", dijo.

Indicó que para cumplir las prescripciones de la DGA en número de viviendas "nunca puede ser más de 1.500", aunque no descartó una cifra inferior. Muñoz explicó que lo más importante es que Saica vea respetadas sus exigencias en materia de distancia, para preservar la zona residencial del ruido de la fábrica. Y después pactar con los propietarios la ordenación, siempre con el consenso vecinal. "Es un suelo que está en la mitad de la ciudad consolidada", afirmó en referencia a la importancia del desarrollo de este sector.

¿Y qué dice Saica? "En base a la normativa de ruidos actual, y de acuerdo al mapa de ruidos realizado por la empresa IDOM, Saica estaría de acuerdo en que se construyera cumpliendo dicha normativa". Según la empresa, en aquellos lugares en los que el ruido excediera lo establecido en la normativa en zonas residenciales no se podría construir y el terreno se tendría que dedicar "al asentamiento de oficinas, almacenes, talleres de mantenimiento o industrial ligero a las zonas verdes que el plan urbanístico exigiera, dado que el área de edificación entendemos quedaría reducida".

Desde la junta de distrito se urge el acuerdo. Su presidenta, la edil socialista Lola Ranera, dice que es un espacio que requiere "una modernización a gritos". "Pero no nos lo pueden volver a tumbar otra vez. Esto requiere seguridad jurídica, que los propietarios y Saica estén de acuerdo", dijo Ranera.

"Esto no lo permitirían en la plaza del Pilar"
Juan José Jordá, Fernando Orós, Alfredo Martínez y Javier Artal, de la asociación de vecinos del Picarral, recorren los suelos que en su día ocupó Aceralia con el hartazgo de no ver una solución a esta explanada de aspecto postapocalíptico, situada a solo dos kilómetros del Ayuntamiento. "Esto no lo permitirían en la plaza del Pilar, pues en el Picarral tampoco", dice Jordá.

Entre escombros y matorrales y bajo la imponente presencia de la factoría de Saica, los vecinos subrayan los peligros del solar. "Es un erial, está vandalizado. Se han llevado vallas, cables, tapas de registro... Y esto está lleno de pozos ciegos y es muy peligroso. Ni siquiera hay un estudio de cómo está el terreno", dice Javier Artal, que es el presidente de la asociación. "Queremos que esto se revitalice y se convierta en un foco de atracción", comenta.

Los vecinos sostienen que es necesario un acuerdo entre el Ayuntamiento, los propietarios del suelo y Saica, empresa que ganó en los tribunales el recurso que paralizó el desarrollo de estos suelos. "Saica tiene que decir lo que quiere", afirma Orós. Lo más importante es que este asunto no se atasque otra vez en los tribunales. "Trabajamos para que haya un acuerdo y esto se enrede lo menos posible", explica Jordá.

Creen que la revitalización de los terrenos de Aceralia está atravesando un momento "importante", dado que todo el mundo coincide en que es necesario en que hay que desatacar la situación. Y eso propicia que se piense en futuros usos. Aunque el planteamiento urbanístico siempre ha pasado por convertir la inmensa parcela en la que estaba Aceralia en una gran zona residencial, de zonas verdes y equipamientos, los vecinos defienden que haya usos mixtos, con empresas no contaminantes y servicios ferroviarios, además de viviendas y zonzas verdes. Sueñan con un tranvía que llegue hasta el hospital Royo Villanova. "Ideas hay, lo que no hay es capacidad negociadora. Hay desidia por parte de la Administración", concluye Alfredo Martínez.

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