Las otras luces de Valdespartera

La Oktoberfest y 150 atracciones son las alternativas al Espacio Zity y al circo en el recinto ferial del barrio zaragozano.

Atardecer en el recinto ferial de Valdespartera,
Las otras luces de Valdespartera
Francisco Jiménez

El barrio de Valdespartera se ha convertido en uno de los centros neurálgicos de las Fiestas del Pilar de 2018. Un ambiente que aúna varios espacios de diferente índole temática y funcional. Bajo el nombre de Zity, concentra todas las miradas una manzana de cinco carpas destinadas a la fiesta juvenil y peñista más pura. Artistas de renombre y grandes camadas de ‘millenials’ acuden cada noche a esta localización. Pero hay vida más allá de este lugar, a tan solo un paso y a la vuelta de la esquina.

Por amor a la cerveza

Rubias, negras, tostadas, de trigo, sin alcohol e, incluso, sin gluten discurren a litros por los grifos de cerveza de la Oktoberfest. Una atmósfera de cielo alemán que éxito tras éxito regresa cada mes de octubre a la capital aragonesa. Desde su apertura (18.00) hasta la última jarra que se sirve más tarde de las 3.00, cientos de personas viven una experiencia diferente, en la que la cerveza es protagonista principal y fundamental. El coste del recipiente con un litro de capacidad es de nueve euros, un precio base y común que se reduce a siete si la birra es 0,0. No obstante, dependiendo de las horas y los días, la organización va proponiendo ofertas de distinto perfil como el habitual dos por uno.

Aparte, la oferta gastronómica germana también es versátil. Entrantes, codillo de cerdo, lomo de Sajonia, hamburguesas, queso de Münich, ensaladas, montaditos y cómo no, varios tipos de salchichas alemanas, completan una carta con la que acompañar cada espumoso sorbo. La ‘Oktober’ ya es un evento tradicional de las fiestas pilaristas y, en Valdespartera, sus focos tenues y música armónica no se apagarán hasta el próximo 21 de octubre.

Unas ferias de vértigo

De manera anexa al complejo anterior, comienzan a divisarse las primeras atracciones de las más de 150 que la disponibilidad del recinto permite. Como es habitual, la tradicional noria gobierna las alturas, desde donde se puede ver la ciudad. La noria vigila el resto de ferias: dos casas del terror, la aguja volteadora que podría llegar a marear hasta al propio Neil Armstrong, los autos de choque para pequeños y mayores, el saltamontes, las balsas acuáticas, la montaña rusa, una atracción de fuerza 6G, y hasta un barco pirata... Un repertorio de maquinarias situadas en parcelas, cuyas calles principales reúnen tómbolas y furgones de transversal actividad.

Del típico tiro al palillo con escopeta de perdigón o del dardo al globo, te puedes ir a la churrería de al lado, donde una docena de churros tiene un coste de cuatro euros y un gofre de chocolate 3,5. Si eres más de salado, las opciones de más éxito son la patata asada, cuyo precio varía entre cuatro euros y seis euros según la guarnición, o el vaso de ‘chips’, de coste más reducido. Por su parte, el precio fijado para cada ficha de las atracciones es de 2,50 euros hasta el próximo lunes, cuando comenzará una oferta dos por uno en todas las ferias hasta el próximo día 18.

Muchos feriantes no están de acuerdo con la obligatoriedad de esta bajada que les impone la empresa adjudicataria del reciento, ya que este año el alquiler del metro cuadrado en las ferias infantiles ha subido y asciende a 180 euros. Temen que no les salgan las cuentas.

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