A vueltas con el coche

El ritmo de vida actual hace que muchas personas se desplacen fuera de Zaragoza o vengan a la ciudad cada día para trabajar.

Cuando el lugar de trabajo no es el de residencia
Cuando el lugar de trabajo no es el de residencia

Laura Díaz, de 38 años, es Química, vive en Zaragoza y trabaja en el laboratorio de una cantera cerca del municipio de La Puebla de Albortón, a 42 kilómetros de la capital aragonesa. Cada día sale de casa a las 07.00 para coger el coche y trasladarse hasta su puesto de trabajo. “Afortunadamente tengo varias compañeras que llevan  mi mismo horario y compartimos el vehículo”, explica Díaz. De esta manera, “solo tengo que conducir una semana al mes, ahorro dinero y es más descansado”, relata la Química.

Y es que el ir y venir todos los días 80 kilómetros “se hace bastante duro, sobre todo en invierno cuando sales y vuelves de noche y las carreteras están heladas o con nieve, aunque acabas acostumbrándote”, continúa Díaz.

En el lado opuesto está Mamen Falces, de 46 años, que vive en La Muela y trabaja como inspectora en una empresa de seguridad de Zaragoza. “Me cuesta unos 25 minutos llegar a mi trabajo por la autovía, que es algo parecido a lo que les cuesta a mis compañeros que viven en la ciudad”, informa Falces. “Es una rutina que tengo marcada y no se  me hace duro” recalca la inspectora de seguridad.

A pesar de los continuos desplazamientos ninguna de las dos tiene intención de cambiar de domicilio. “No me planteo ni irme a vivir más cerca, ni cambiar de lugar de trabajo”, asevera Laura Díaz.

Mamen Falces lo corrobora. “Me gusta tanto vivir en un pueblo por la tranquilidad que me da, que si tuviera la opción de vivir en Zaragoza no lo barajaría”, concluye la inspectora.

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