El corazón latino de la Universidad

Más de 600 jóvenes hispanoamericanos vinieron en los años 60 y 70 a estudiar a Zaragoza. Este fin de semana han preparado un reencuentro a orillas del Ebro.

Trajes típicos, sombreros 'vueltiaos' y muestras de folclore en la Zaragoza de los 70.
Trajes típicos, sombreros 'vueltiaos' y muestras de folclore en la Zaragoza de los 70.

"Podrán pasar los años, podrán cambiar nuestros rostros, pero nunca cambiará nuestra amistad ni la acogida que nos brindó Zaragoza". Entre los años 60 y 70, más de 600 jóvenes hispanoamericanos llegaron a Zaragoza para estudiar –en su mayoría– la carrera de Medicina. Medio siglo después volverán a reunirse a orillas del Ebro para recordar cómo se fueron "amañizando" –así lo dicen– y cómo crearon grupos musicales, equipos deportivos y también cómo obtuvieron su título universitario. De hecho, muchos de ellos (unos 200) se quedaron en Aragón y ejercieron después "en el Clínico, el Servet o en clínicas privadas", cuenta Miguel Manzanares, médico peruano que desembarcó hace 52 años y que se jubiló hace poquito en Magallón. Manzanares es uno de impulsores del reencuentro universitario, que comenzará esta tarde (20.00, Hotel Meliá) con unas palabras del rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral y durará hasta el sábado.

Adolfo Morales, Alberto Galarza y Juan Lugo Munive le han acompañado en este empeño, al igual que Wilson Otero, quien llegó a Zaragoza en septiembre del 1969 procedente de La Dorada, un pueblito a dos horas de Bogotá. "Entonces era más fácil ingresar en Medicina en España porque no hacían examen de admisión a diferencia de otros países, donde había números clausus", explica. Otero recuerda que en la antigua Facultad de Medicina (hoy Paraninfo) se ubicaba la sede del Centro Cultural Hispanoamericano y "allí teníamos un rinconcito con un piano y sonaban las congas, el güiro, las maracas…".

Vuelo directo a Nueva York

Aquellos alumnos del otro lado del charco organizaban visitas al monumento a Simón Bolívar del parque Grande e, incluso, crearon grupos folclóricos que participaron en la entonces incipiente Ofrenda y colaboraron con casas regionales. "Éramos los únicos hispanoamericanos de la ciudad y parecíamos los reyes del mambo", dice Otero, que cuenta que cuando salían por la ciudad llamaba la atención por su forma de hablar, sus expresiones y acentos, que "era un gancho para las chicas", bromea. Tan elevado llegó a ser el número de universitarios latinos que incluso la agencia de viajes Espatur decidió fletar en 1972 un vuelo chárter directo entre Zaragoza y Nueva York. Un total de 179 estudiantes volvieron en julio a sus países de origen para pasar las vacaciones y regresaron en septiembre, en otro vuelo igual, a Garrapinillos.

Muchos de aquellos alumnos que echaron raíces en Zaragoza se reúnen periódicamente en el bar La Rueda (el ‘Rincón de los peruanos’), donde llevan meses trabajando a través de una web y grupos de Whatsapp para contactar con antiguos compañeros y procurar este reencuentro. A partir de esta tarde desatarán su nostalgia.

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