El recinto amurallado de Daroca es una de las construcciones defensivas más singulares de Aragón por su tipología, materiales, evolución histórica y extensión pero su estado de conservación es tal que más de la mitad de este conjunto corre serio peligro de desaparición.

El arquitecto José María Sanz, que elaboró un estudio sobre este espacio con antiguas fotos, alerta de que "el 64% de la muralla está en mal estado y tiene riesgo real de desplome". Ya ha desaparecido el 15% de los lienzos. La conservación de los tres kilómetros de perímetro de muros y torreones, realizados en tapia de piedra, es "muy deficiente". En el último siglo, "el nivel de degradación ha sido de gran entidad" e incluso en algunos tramos ya no se mantiene en pie el trazado original.

El alcalde de Daroca, Miguel García, reconoce que "es urgente" frenar su deterioro, después de que "haya aguantado tantos siglos". En los últimos años se ha actuado en la Torre del Homenaje del castillo Mayor así como en seis lienzos y dos torreones en el entorno de San Cristóbal y el muro de la Pólvora. También se señalizó y acondicionó la ruta del castillo y de las murallas. En unas semanas se iniciará la restauración del portal y del muro de acceso al castillo Mayor, una obra que tiene un presupuesto de 25.000 euros y que se financiará gracias a la DPZ.

El responsable local reclama una mayor implicación de las Administraciones: "Es uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de Aragón y es el que menos ayudas ha recibido históricamente para su consolidación". Según los datos que aporta, Daroca cuenta con 190.000 metros cuadrados de superficie protegida, más la muralla que la rodea. "Y no tenemos planes específicos" para mantener y cuidar este pasado. El edil apuesta por la creación de un equipo de operarios que vigile la muralla para atajar humedades o eliminar vegetaciones, "como existía en la época medieval".

Radiografía del último siglo

La comparación de fotografías actuales y antiguas permite observar el proceso de degradación "progresivo, continuo e irreversible" que ha sufrido la muralla en el siglo XX. Para el arquitecto, la construcción de la variante conllevó la demolición de algunos lienzos, como "muy posiblemente" ocurrió también cuando se levantaron los depósitos de agua.

Tampoco ayudó a su conservación la instalación de antenas eléctricas o de telefonía. La climatología y la vegetación han influido también en el mal estado de conservación de algunos tramos de tapia de tierra, que "se degrada más rápidamente que otros edificados en sillería, piedra, mampostería o fábrica de ladrillo".