Cazafantasmas centenarios

El 8 de noviembre de hace 100 años el guardia del Teatro Principal fue testigo de la aparición de un fantasma.

Noticia publicada por HERALDO DE ARAGÓN sobre la aparición de un fantasma en el Teatro Principal.
Cazafantasmas centenarios

Documentación

Un 8 de noviembre de hace cien años, HERALDO recogía en sus páginas un perturbador suceso. Al parecer, el guardia del Teatro Principal había sido testigo de la aparición de un perturbador fantasma mientras realizaba la ronda de la tarde. A falta de un Iker Jiménez de la época, el misterio nunca se resolvió.


Fantasmas en el Principal

La nueva ha llegado hasta nosotros por misteriosos caminos, como cumple a una noticia de fantasmas.


Porque, según nos informan, hay fantasmas en el Teatro Principal. Tal vez algún ánima de las que la noche de difuntos vagaban errabundas se refugió en el coliseo del Coso.


Puede que fuese un ánima de buen humor y se entrara a ver el Tenorio; y encontrando agradable el lugar, se quedó allí hasta entrado el día. Porque era el día entrado cuando al fantasma le vieron rondar las dependencias del teatro.


Verán, verán lo que ocurrió. Una de las noches lúgubres, de rezos y Tenorio a todo pasto, se hizo el raro descubrimiento. En el Principal se hace una requisa terminada la función y otra a las cuatro de la mañana. La noche de autos se hizo la requisa como todas las demás.

Pero a eso do las seis el portero oyó unos extraños ruidos. Deseoso de averiguar la causa que los producía, asomóse a la sala del coliseo.


¡Horror! Por el pasillo de butacas paseaba gallardo y bien envuelto en su capa un misterioso personaje. ¿Don Juan? ¿El Comendador? ¿Mejía? ¿Don Diego? Vayan ustedes a saber.


El embozado misterioso parecía poseído de una extraña inquietud. Porque cruzaba el pasillo, subía a las plateas, gateaba luego hasta los palcos, etc., etc.


¿Han visto ustedes fantasma más mono? El portero, un poco impresionado por la extraña visión, fue a sus habitaciones y armóse de un revólver, dispuesto a demostrar que a él no le imponían fantasmas madrugadores.


Pero en el camino lo pensó mejor, y tanto por no alarmar a los moradores del teatro, como por no buscarse una perdición desistió de sus belicosos propósitos.


Abrió una de las puertas para que el fantasma hallase franca la salida. Pero el fantasma, para no tener que agradecer favores, violentó otra puerta y desapareció por ella sin bajarse el embozo.


El portero puso el hecho en conocimiento de los demás dependientes del teatro y la nueva llegó hasta la Casa Consistorial, donde ayer se comentó este misterioso suceso.


Recopilado por Mapi Rodríguez y Elena de la Riva. Documentación de Heraldo de Aragón

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