Hoy se encuentra al frente del Rastrillo Aragón, que finaliza mañana su 30 edición, y cuya recaudación este año se destinará a formar y lograr un empleo para 120 personas. Usted fue director adjunto de Ibercaja y ahora es presidente de Ozanam. Un gran cambio, ¿no?

Sí. Me jubilé en 2008 y decidí incorporarme al patronato de la organización movido por la necesidad de combatir los problemas sociales. Hace año y medio me eligieron como presidente y, desde entonces, aplico mis capacidades de gestión en la fundación.

Hay voluntarios por todo el recinto. ¿Cuáles son las claves para conseguir tantos?

Para impulsar el voluntariado hacen falta tres cosas: Una población informada sobre la realidad social, transparencia en las ONG y motivar a la gente para favorecer su incorporación, explicándoles que los problemas sociales son responsabilidad de toda la ciudadanía.

¿Hasta qué punto son importantes organizaciones como la suya?

Son imprescindibles. En Aragón se ha desarrollado un tercer sector, el de organizaciones sin ánimo de lucro. El uso que los ciudadanos hacen de él prueba la necesidad de su existencia.

El Rastrillo de este año, ¿tiene un objetivo concreto?

Hemos detectado, a través del perfil de trabajador que las empresas nos solicitan, que hay cuatro colectivos de la población poco solicitados: los parados de larga duración de más de 55 años, las mujeres maltratadas y madres solteras, los que tienen problemas de salud, y los inmigrantes, sobre todo sin papeles. En esta edición, bajo el lema "abriendo puertas para el empleo", tratamos de facilitar la incorporación de estas personas al mercado laboral.

¿De qué forma les ayudan?

Con el dinero recaudado queremos formar a 120 personas con este perfil. Para conseguirlo, es necesario dotar nuestras aulas de los medios tecnológicos adecuados para ofrecer esta enseñanza, centrada en la carpintería metálica, electricidad, fontanería y jardinería, entre otros.

Pretenden recaudar 525.000 euros, ¿llegarán?

Positivo. El martes, por ejemplo, recaudamos más que el año anterior. Lo ideal sería acercamos a los 600.000 euros en esta edición. En 2015 superaron esa cantidad. Sí, fue una cifra récord. Nos habían regalado unos relojes magníficos de pulsera, tuvimos varias litografías en pintura muy valoradas por el público y una colección de trenes que atrajo a muchos coleccionistas. En esta ocasión, no disponemos de esos productos y contamos con un día menos.

Llevan ya 30 rastrillos, ¿en qué se han materializado?

Con el dinero de los rastrillos se construyó la primera residencia de Ozanam y se han amueblado prácticamente todas las de la fundación. Desde el año pasado, nos hemos centrado en el empleo.

Este aniversario, ¿qué supone para su fundación?

Es un sueño hecho realidad. En 30 años, Aragón se ha dado la vuelta y es un orgullo que Ozanam haya estado ahí para echar una mano en todo este tiempo.

De cara a la próxima edición, ¿tienen algo en mente?

No. Vamos partido a partido.

Los zaragozanos, ¿son generosos?

Sí. Esperamos a más de 100.000 personas. La generosidad de Zaragoza y de su gente es cada vez mayor, algo que queda patente en la cantidad de dinero recaudada y en el número de voluntarios. El mercadillo moviliza al 80% por ciento de los de Ozanam, 850 de los 1.200 totales.