El estadio municipal de La Romareda requiere de diversas reparaciones a corto plazo, tanto en la cubierta como en su estructura de hormigón armado y torres, que eviten su progresiva degradación y solucionen un posible fallo en algunos de sus elementos ante la combinación de circunstancias adversas. Así lo refleja el informe técnico externo encargado hace varios meses por Urbanismo, que ayer dio a conocer CHA y que ahora analiza el servicio de Arquitectura para adoptar medidas. Fuentes del grupo nacionalista, en todo caso, recalcaron que la seguridad global en la estructura no corre peligro; no obstante, la edil Leticia Crespo reclamó la "evidencia" de hacer las actuaciones necesarias "con rapidez".

Destaca en el informe, entre otros aspectos, el estado de las uniones de la estructura metálica de la cubierta de grada general con los pilares de hormigón, que datan de 1956, y sobre las que se observa un "riesgo latente" en determinados supuestos, por lo que se aconseja realizar una "consolidación urgente" de las uniones y revisar los tornillos.

El informe, que consta de más de trescientas páginas, analiza en primer lugar la estructura de las torres de iluminación, en las que encuentra riesgos de abolladura debido al viento y de pandeo o flexión de las estructuras metálicas que, además, y fruto de la oxidación acumulada, también tienen "riesgo cierto de fallo" al poner en peligro la estabilidad del entramado, con daños en el acero que podrían causar un "incidente".

Además, se apuntan dos fallos en la cimentación: uno de ellos en la zona de las taquillas, donde se ha documentado una fisura reciente que se debería a un sobreesfuerzo de los pilares de la fachada; el otro es un leve hundimiento de la esquina sureste del estadio y también se observan riesgos de fallo en determinados supuestos de viento en dicha cubierta, que presenta daños; en la zona de tribuna, el informe recomienda controles y mantenimiento periódicos.

Por último, el estudio hace alusión a desconchones, a la oxidación del hormigón armado más antiguo (de 1956) y erosiones, entre otras razones, debido a orines en los pilares de hormigón externos. Asimismo, carecer de un sistema de evacuación de agua de lluvia implica una mayor corrosión del acero en el graderío.