Los cazadores de Épila no son suficientes para atajar la plaga de conejos y planean abrir el coto

Pocas escopetas y muchos conejos. Los cazadores de Épila no son suficientes para atajar la plaga de conejos que ha dañado cultivos y frutales de la zona y, por eso, aunque ya han tomado medidas para intentar diezmar la población de esta especie, tendrán que estudiar ahora abrir el coto a otros cazadores.

Representantes del Ayuntamiento de Épila, de la asociación Atria de fruticultores, de la cooperativa y de la sociedad de cazadores se reunieron ayer con los máximos responsables de la Consejería de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, con el consejero Joaquín Olona a la cabeza, para tratar este asunto.

Fuentes de la consejería explicaron que la única solución a este problema pasa por "intensificar la caza más allá de lo puramente deportivo". Y, por eso, pidieron a los cazadores de Épila que se impliquen en la eliminación de ejemplares hasta que se vuelva a una situación de equilibrio, y que se haga "en el marco del diálogo y la concordia" –especificaron fuentes del departamento– entre cazadores y agricultores.

El presidente de la Atria de fruticultores, Javier Pérez Ripa, se mostró muy satisfecho tras la reunión y destacó: "La cantidad de socios del coto no es suficiente para acabar con la plaga y el consejero ha dicho que deberán darse facilidades para que el número de cazadores aumente". "La visión de la consejería coincide al cien por cien con la de los agricultores. Nuestra misión ahora será ayudar para que puedan llegar al acuerdo de abrir el coto a más cazadores", añadió Pérez Ripa.

Por su parte, el presidente del coto de caza de Épila, Ricardo Torrijos, aseguró que ayer por la tarde mantuvieron una reunión con algunos socios para tratar este asunto. "Dicen que la solución es cazar y cazar. El coto lo administra la sociedad de cazadores y habrá que estudiar si puede acudir más gente a cazar, pero, por supuesto, que se haga de forma organizada", añadió. "Lo que hace falta es que cazadores y agricultores estemos de acuerdo en las decisiones que se tomen. Hasta ahora siempre ha habido buen entendimiento, pero hay que ver cómo hacemos porque tampoco queremos que esto acabe con el cierre del coto, como ha ocurrido en otros sitios", concluyó Torrijos.

Conflictos que llegaron a juicio

En municipios como Zuera o Calatorao, las reclamaciones por los daños de los conejos en las fincas han llegado a los tribunales con denuncias cruzadas entre agricultores y cazadores. La batalla judicial por este asunto y los elevados pagos por las indemnizaciones a los agricultores hicieron que la sociedad de cazadores zufariense acabara en liquidación. Por eso, desde el pasado junio, el Ayuntamiento trabaja para municipalizar el coto. Mientras tanto, los aficionados a este deporte están cazando con permisos especiales y pueden hacerlo todos los días. El de Zuera no ha sido el único que corrió esta suerte, lo mismo pasó con los de Calatorao o La Muela.

"La plaga de conejos se ha convertido en un conflicto social de difícil solución", explicó el alcalde de Alfamén, Alejandro Gil, otra de las localidades afectadas por este problema. "La administración debería sacar una convocatoria de ayudas para que los ayuntamientos podamos hacer mejoras medioambientales que puedan beneficiar también en este tema", añadió. Este también señaló que la falta de relevo generacional entre los cazadores hace que cada vez queden menos aficionados a este deporte. "Planteé en la reunión que tuvimos la pasada semana con el consejero que se promocione esta actividad de alguna forma para atraer jóvenes", concluyó Gil.

Entre las medidas que la DGA plantea poner en marcha para acabar con la plaga están intensificar la caza, incluso nocturna y siempre previa autorización, así como trasladar al ADIF y a Fomento que adopten medidas para evitar que las zonas protegidas próximas a infraestructuras como autopistas o vías del ferrocarril sean refugio de especies cinegéticas.