"Solo el azar evitó que el asesinato de Vanessa fuera un nuevo caso Marta del Castillo"

Las acusaciones piden la condena de Cristóbal Morales por asesinato y la de sus tres hermanos por encubrirle.

Cristóbal, Manuel, Miguel Ángel y Jessica Morales Martín, de izquierda a derecha.
Cristóbal, Manuel, Miguel Ángel y Jessica Morales Martín, de izquierda a derecha.
josé miguel marco

El jurado ya tiene todos los elementos para decidir si Cristóbal Morales Martín asesinó a su pareja, Vanessa Barrado, de 27 años, cuando esta decidió cortar la relación, y si sus hermanos Miguel Ángel, Manuel y Jessica le ayudaron a deshacerse del cadáver, a hacer creer a la familia de la joven que se había ido de casa voluntariamente y a lucrarse con su escasa pensión durante los seis meses que estuvo desaparecida y sin identificar. El tribunal escuchó ayer tanto los informes de las acusaciones públicas –ejercidas por la Fiscalía y la DGA– y las particulares, en nombre de los padres de la víctima, como de las defensas. Los primeros se esforzaron en convencer a los jurados de que deben emitir un veredicto de culpabilidad y condenar a Cristóbal Morales a penas de hasta 24 años y tres meses de cárcel por asesinato, estafa y hurto; y a sus hermanos a un máximo de 7 años y tres meses por encubrimiento (o receptación), estafa y hurto. Mientras, los defensores solicitaron o bien la absolución de sus clientes o penas alternativas mucho más leves.


El fiscal José Luis Ruiz destacó que, si había dudas sobre la atribución del asesinato a Cristóbal Morales, se disiparon cuando su hermano Miguel Ángel confesó que le ayudó a transportar las bolsas con su cadáver a una chopera de Cadrete. Todas las acusaciones coincidieron en que fue un ataque "alevoso, sorpresivo e imprevisto", lo que limitó cualquier posibilidad de defensa de la joven. Tras pegarle un puñetazo en la cara y dejarla probablemente confusa, cogió un cuchillo de cocina y la degolló. Los dos días siguientes los empleó en descuartizarla y recabó la ayuda de su hermano para hacer desaparecer su cuerpo. Su hermano Manuel, que es sordo y vivía con la pareja en el piso de 70 metros, asegura que no se enteró de nada cuando las vecinas oyeron gritos "desgarradores". Jessica, por su parte, vendió las joyas de la joven en cinco sitios distintos de compraventa de oro.


El abogado Francisco Javier García Berenguer, que ejerce la acusación en nombre de la familia materna, incidió en que los hermanos Morales se mantuvieron unidos y se repartieron los papeles para encubrir los hechos. "Sacaron dinero con su tarjeta, decían a su padre que hablaban con ella. Buscaban evitar que apareciese el cuerpo, un nuevo caso Marta del Castillo, pero el azar lo evitó", explicó. El letrado recordó que solo la suerte hizo que dos agricultores hallaran el cadáver en octubre de 2012, cuatro meses después de haber sido asesinada. La abogada Sonia González, en nombre del padre y el hermano de Vanessa, señaló que los tres hermanos se aprovecharon del "triste y pobre" patrimonio de la joven, que cobraba 357 euros de pensión.


Javier Osés, abogado del principal acusado, explicó al jurado que no hay pruebas contra él ni de que el ataque fuera "sorpresivo". Sembró dudas sobre los motivos de la confesión de Miguel Ángel y planteó que, si consideran culpable a Cristóbal, aprecien la atenuante de arrebato –"todos hablan de que los celos hacían insostenible la convivencia"– y no consideren la agravante de parentesco "ya que la relación estaba rota". La letrada de Miguel Ángel, Soraya Laborda, destacó la "valentía" de su confesión y que solo transportó el cuerpo, algo impune. Admitió que sacó dinero con la tarjeta, pero acompañado por Cristóbal, a quien le dio todo el dinero. Por su parte, Carmen Sánchez, pidió la absolución de Manuel por no haber tenido "ninguna" participación. "No sacó dinero, no vendió joyas, no transportó bolsas. Si no hubiera estado allí, la situación no habría cambiado", dijo. María José Andrés, en nombre de Jessica, dijo estar convencida de que no solo es inocente sino que es víctima de su origen y su entorno y del miedo a su hermano. Además, puso de relieve su colaboración con la Policía y pidió una condena para ella por una falta, no por delito, de receptación.


En el turno de la última palabra, solo Miguel Ángel pidió perdón a la familia y Cristóbal, en su línea de no reconocer nada, soltó al tribunal en una mezcla de latín y castellano: "Excusatio non petita, accusatio manifesta", en referencia, quizás, a las excusas dadas por su hermano.

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