El fiscal pide tres años de cárcelpor una patada en los testículosa un vigilante del Royo Villanova

El acusado es un empleado de mantenimiento del hospital que se peleó con la víctima por las supuestas vejaciones a las que le sometía

El acusado, ayer, minutos antes de iniciarse el juicio en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El fiscal pide tres años de cárcelpor una patada en los testículosa un vigilante del Royo Villanova
José Miguel Marco

La Audiencia de Zaragoza sentó ayer en el banquillo de los acusados a Rafael L. L., un fontanero adscrito a la brigada de mantenimiento del Hospital Royo Villanova para el que la Fiscalía pide tres años de cárcel por la patada que asestó en los testículos a un vigilante de seguridad del propio centro sanitario durante una pelea entre ambos. Como consecuencia del golpe, el guardia sufrió una hinchazón en el escroto que evolucionó mal y acabó obligándole a pasar por el quirófano. De hecho, a este se le diagnosticó un hidrocele -que consiste en una acumulación de líquido a modo de quiste- que hizo necesario estirparle el testículo derecho.


La acusación particular, que va más allá y pide una condena de seis años de cárcel para el fontanero, insistió ayer en que la pérdida del órgano no es la única consecuencia que ha sufrido su cliente. De hecho, durante la vista comparecieron también los psiquiatras que examinaron el vigilante para explicar que a raíz de estos hechos se le ha diagnosticado un trastorno de estrés postraumático del que está siendo tratado y que le incapacita para desarrollar su antiguo trabajo. En cualquier caso, los médicos recordaron que como consecuencia de la pelea Prosegur despidió a su paciente y esto le afectó también anímicamente.


"No dejaba de ridiculizarme"


El acusado, visiblemente afectado por lo ocurrido, declaró ante el tribunal que nunca tuvo intención de lesionar al vigilante y que todo fue consecuencia de una "mera pelea". El hombre recordó que lleva unos doce años trabajando en el hospital y que "nunca antes había tenido un problema con nadie". "Sin embargo, cada vez que esta persona me veía por los pasillos se metía conmigo, llamándome hippie y diciendo que me iba a cortar la melena", explicó. "Pero lo que más me dolía es que me ridiculizara por el problema que tengo al pronunciar la erre, recitándome siempre aquello del perro de San Roque no tiene rabo. Una vez lo puedes soportar, dos también, pero siempre...", se quejaba ayer el acusado. Como consecuencia de aquellas supuestas vejaciones, el fontanero se apartó del vigilante y le pidió que cada vez que tuviera que decirle algo lo hiciera a través de sus jefes directos.


El incidente que desencadenó la pelea se produjo el 13 de noviembre de 2011, cuando el guardia llamó al empleado de mantenimiento para que se encargara de varios trabajos y este le contestó que él no tenía por qué mandarle nada. "Me dijo que no era quién para llamarle y lo hizo delante de la gente, me sentó mal y se lo comuniqué al jefe de la guardia", indicó ayer la víctima. Este médico llamó a Rafael L. L. para pedirle que hicieran las paces, pero cuando este se encontró después con el vigilante en el pasillo se produjo la discusión que acabó en las manos.