Detenidos cuatro miembros de una banda asiática que clonaba tarjetas en cajeros de Zaragoza

Instalaban microcámaras en las máquinas para conseguir la clave y extraer dinero.

La Policía Nacional acaba de desarticular una organización criminal que se había especializado en manipular cajeros automáticos para clonar tarjetas de crédito o débito y limpiar después las cuentas bancarias de sus propietarios. La banda actuaba en toda España, pero parece que llevaba algún tiempo afincada en Zaragoza. De hecho, ha sido en la capital aragonesa donde se ha detenido a cuatro de sus miembros. Otros dos han sido arrestados en Madrid.


No es la primera vez que este tipo de organizaciones actúan en la ciudad, pero nunca antes se había detenido a ciudadanos asiáticos por este tipo de delitos. Según informó ayer la Jefatura Superior de Aragón, en esta ocasión, entre los arrestados figuran inmigrantes de origen chino y malayo, todos ellos de edades comprendidas entre los 28 y los 40 años. Hasta ahora, la técnica del ‘skimming’ –como se la conoce entre los especialistas– había sido más frecuente entre las bandas del Este, que dieron numerosos golpes en Zaragoza en 2003. Fue entonces cuando la mayoría de las entidades financieras retiraron el dispositivo de apertura de las puertas de sus sucursales para evitar que los delincuentes copiaran los datos de las tarjetas a través de sus lectores.


Con la detención de estas seis personas, la Policía Nacional ha dado por esclarecidos los delitos denunciados por 36 personas. No solo en la capital aragonesa, sino también en ciudades como Valladolid, León, Zamora, Burgos, Salamanca o Madrid.En cualquier caso, los investigadores advierten que las pesquisas siguen abiertas y no descartan nuevas detenciones o la resolución de otros delitos perpetrados por esta banda.

Instrumental camuflado

El modus operandi utilizado por los arrestados era el habitual, ya que instalaban microcámaras de filmación en los cajeros para grabar a los dueños de las tarjetas cuando introducían su clave o número de identificación personal –más conocido por el acrónimo inglés, PIN– y colocaban lectores de banda magnética camuflados. A través de estos últimos, obtenían la información bancaria de los usuarios y la trasladaban a ‘tarjetas blancas’, soportes vírgenes que luego utilizaban para hacer extracciones masivas de efectivo.


Los dispositivos empleados por este tipo de organizaciones no llaman la atención del ciudadano, ya que se acoplan perfectamente a los cajeros y pasan prácticamente inadvertidos. De hecho, no es hasta que el afectado detecta los reintegros no autorizados cuando es consciente de que ha sido víctima de una estafa. En tal caso, los perjudicados deben ponerse en contacto rápidamente con su entidad bancaria para que esta procede a desactivar la tarjeta.


La investigación que ha permitido desarticular esta organización se inició en Madrid, pero ha contado con el apoyo de funcionarios de la brigadas provinciales de Zaragoza y Valladolid.