Educación

El cambio del viaje cultural al todo incluido

La contratación de viajes de estudio ha descendido un 10% y los grupos se reducen a la mitad. Se _buscan destinos económicos y se cambian los recorridos a través de Europa por estancias en las playas del Caribe.

Los circuitos culturales por Europa como colofón a una carrera universitaria han pasado a mejor vida. Las playas del Caribe y sus hoteles con todo incluido, con sus fiestas nocturnas, barra libre de bebidas y comida, y muchas oportunidades para ligar, se han convertido en el destino preferente de los universitarios zaragozanos. Atrás quedaron las rutas por Praga, Viena y Budapest, recorrer las calles de Roma o París, o cruzar el charco para llegar hasta Nueva York.

Este año triunfan los hoteles caribeños y los cruceros con todo incluido para salir con el precio cerrado desde casa y economizar costes. «Buscan un precio concreto. Si son 900, pues 900, pero que no tengan ningún gasto extra durante el viaje. Quieren comida, bebidas, entradas a museos, excursiones... todo incluido en el importe que les da la agencia», afirma Ana Ruth Lorez, directora de Sauco Viajes.

Además, se busca la tranquilidad del mar y del sol, en lugar del ajetreo de recorrer ciudades y museos. Carmen Yago, de Viajes Mundo Actur, opina que «la mentalidad de los jóvenes ha cambiado. Ahora es poquita cultura y mucha juerga». El motivo -considera- se debe «a que las familias viajan más que antes y muchos ya han visto Europa con sus padres. Se lo conocen bien y, tras el agobio de los exámenes, buscan descansar». El valor de una semana en un hotel con todo incluido en Caribe asciende a 800 o 900 euros por persona -precio de grupo y en un hotel de cuatro estrellas o de cinco estrellas corriente-. «Se venden como churros. Cuando te viene gente joven en grupo, ya preparas los catálogos de Riviera Maya y Punta Cana», asegura Yago.

Los estudiantes que eligen este tipo de destino -según explica José Antonio Gadea, miembro de la organización Estudiantes en defensa de la Universidad (que tiene representantes en todas las carreras de las tres facultares aragonesas)- son universitarios que han terminado la carrera o han superado la mitad de sus créditos, con un nivel de renta medio-alto, que no trabajan (por lo que sus padres pagan el viaje) o que solo lo hacen en verano y con los ahorros cubren sus gastos de todo el año.

Por las rutas europeas solo se decantan los estudiantes de instituto. «El viaje lo organiza el centro educativo e intentan que sea más cultural. Suelen ser destinos baratos porque los bolsillos de los padres están dañados por la crisis. Principalmente circuitos por Italia y París», explica Sergio Marco, de Viajes Aneto.

Hasta hace un par de años el destino más demandado por los estudiantes de entre 16 y 18 años era Túnez. «Por su precio económico y porque el viaje es muy cómodo. Está a hora y media de Barcelona», apunta. Sin embargo, la actual situación del país africano ha convertido este lugar en poco recomendable y se han cancelado todos los viajes. «La alternativa es ir a Europa y no sale tan bien de precio», comenta.

Pero este año incluso se contratan viajes de estudio para conocer algunas zonas de España, como Andalucía y Galicia. «Hacía años que no se organizaban porque siempre se busca salir fuera, conocer mundo. Pero este año los grupos quieren destinos más cercanos para economizar costes. Los vuelos y las tasas, al fin y al cabo, suben mucho el precio», dice.

Grupos más reducidos

No solo cambian los destinos, sino también el número de estudiantes que van a poder disfrutarlos. Este año las ventas de viajes de estudios han descendido un 10% y los grupos cada vez son más reducidos. «Antes se consideraba grupo a partir de 20 personas, pero ahora ya los aceptamos con 11», cuenta Lorez. En todas las agencias de viaje ocurre lo mismo. «Si antes el grupo era de 50 alumnos, ahora es de 30; y si era de 30, es de 15», dice Jesús del Río, de Viajes Halcón.

Algunos incluso se cancelan por falta de miembros. «Los grupos son muchísimo más pequeños, un 25 o un 30% por debajo del número de estudiantes de años anteriores. Otros se suspenden porque no llegan al número de alumnos mínimo necesario para considerarse grupo», detalla Marco.

Por otro lado, la edad de realizar desplazamientos de este tipo se adelanta. A los viajes de final de carrera y a los de fin de bachillerato o fin de la ESO, se unen grupos pequeños de jóvenes que año tras año alquilan un apartamento en un lugar concreto de la Costa Dorada: Salou. «Son cuadrillas de seis u ocho chicos y chicas de 14 y 15 años que alquilan apartamentos en Salou para pasar unos días con los amigos y salir de fiesta por la noche», afirma Yago. Las agencias advierten del peligro de estos viajes, dada la edad temprana de los solicitantes. «Siempre pedimos que venga un padre para contratarlo porque los vemos muy jóvenes y no nos fiamos de que tengan permiso», asegura. Para Jesús del Río ni siquiera se pueden considerar viajes de estudio «porque no están dentro del periodo escolar».