TRIBUNALES

"Me engañaron para que confesara y me dijeron que en dos días saldría a la calle"

Juan Carlos Larriba niega haber matado al camionero y dice que fue víctima de una trampa tendida por un guardia civil.

Larriba, durante el juicio en Zaragoza.
"Me engañaron para que confesara y me dijeron que en dos días saldría a la calle"
JOSé MIGUEL MARCO

No hubo sorpresas. Como estaba previsto, Juan Carlos Larriba Marco, de 23 años, negó haber matado a José María Justicia Expósito, de 39, y dijo que si confesó fue porque le engañaron para que afirmara que él había sido la persona que dio "dos patadas" al camionero andaluz.

En realidad no fueron dos sino veintidós las patadas que los forenses contaron que le propinaron a José María Justicia, la mayoría de ellas en la cabeza, cuando lo asesinaron el 21 de mayo de 2006 en la calle de San Vicente Mártir. Ayer comenzó el juicio contra el acusado del crimen, quien negó la autoría a pesar de que cuando lo detuvieron en junio de 2007 dijo que, aunque no recordaba bien la hora ni las circunstancias, creía que podía ser el autor porque en aquellas fechas tuvo una pelea "con dos hombres con acento andaluz".

Admitió que se enteró de la de la muerte del transportista, pero que como la prensa informó también de la detención del presunto autor del crimen, nunca pensó que aquellos hechos eran en los que él había estado implicado.

Sin embargo ayer, al igual que hizo en una carta enviada hace un año a la juez instructora, dijo que su declaración inculpatoria la hizo por presión de un miembro de la Guardia Civil y porque le aseguraron que no le pasaría nada. "Me dijeron que en dos días estaría en la calle. Yo les creí porque sabía que yo no había sido y porque me explicaron que había testigos que habían reconocido a Rubén C. A., que ya llevaba un año en la cárcel por esto", manifestó. Al preguntarle por qué lo hizo, explicó que le daba "pena" que estuviera en prisión.

Añadió que fue un primo de Rubén C. A., llamado Héctor A. B., (que a la vez es vecino de su barrio de Torrero y conocido suyo del colegio), el primero que le pidió que le echara una mano. Pero insistió en que quien planeó todo fue un guardia civil llamado Valentín. A este agente recurrió un tío de Rubén C. A., que también es guardia civil, al ver que pedían 22 años de cárcel para su sobrino, según mantuvo el acusado y su abogada, Carmen Sánchez. La letrada hizo hincapié en que la declaración de su cliente "está llena de irregularidades". Entre otras cosas, apuntó que fue detenido por la mañana y hasta las 18.00 no avisaron a un letrado de oficio. "A pesar de que yo les pedí que llamaran a la abogada de la familia, que era Carmen Sánchez", señaló Larriba.

Sin embargo, ni la fiscalía ni la acusación particular, ejercida por Enrique Trebolle, creen en absoluto la versión del acusado. Sus preguntas estuvieron dirigidas a resaltar sus contradicciones y en averiguar el motivo, si es que lo hay, de que hiciera esa confesión.

"¿A usted le parece lógico reconocer un asesinato que no ha cometido, por pena?", le preguntó la fiscal. "¡Cómo no lo voy a hacer, si me lo dijo Valentín!", insistió.

Incredulidad

El abogado de la acusación, Enrique Trebolle, incrédulo con su testimonio, le inquirió repetidas veces sobre el interés que podía tener ese guardia civil: "Sacar al que estaba en la cárcel y meterme a mí. Lo que querían era crear confusión para ayudar a Rubén C.", repitió.

El acusado, que reconoció ser un "follonero" y que tiene antecedentes por agresión (golpeó a un conserje del pasaje de Palafox que le recriminó por orinar allí), negó que fuera "alardeando" por el barrio de tener "una muerte encima", como dijeron sus amigos. La explicación que dio a esta afirmación fue, al menos, preocupante, puesto que dijo que se refería a un homicidio cometido en agosto de 2006 en la puerta del Happy, en María Lostal. Allí, un joven pegó un puñetazo a otro, que se rompió la base del cráneo al caer al suelo. "Yo estaba allí y como había discutido antes con él me acerqué y le di dos patadas (ya en el suelo)", contó. Por estos hechos fue ya condenado el autor del puñetazo. Larriba explicó que a él no le juzgaron porque su intervención "no fue relevante" en la muerte del chaval.