FUERZAS ARMADAS

Ensayo general ante el Rey antes de partir hacia Afganistán

Don Juan Carlos visitó ayer el campo de maniobras de San Gregorio para presenciar un simulacro de ataque a las tropas españolas desplegadas en Qala i Naw.

Don Juan Carlos llegó en helicóptero al Centro Nacional de Adiestramiento (Cenad).
Ensayo general ante el Rey antes de partir hacia Afganistán
PEDRO ETURA/ A PHOTO AGENCY

El Rey hizo ayer una fugaz visita a Zaragoza para supervisar el entrenamiento del contingente español que dentro de unas semanas partirá hacia Afganistán. El despliegue estará compuesto por alrededor de 850 militares, de los cuales 750 pertenecen a la Brigada de Infantería Ligera "Galicia" VII (Brilac), con sedes en Pontevedra, Valladolid y Siero (Asturias). Pero junto a ellos viajarán también un centenar de soldados de otras unidades, con los que ahora se ejercitan en el campo de maniobras de San Gregorio. Entre estos últimos se incluye un grupo de especialistas de la Agrupación de Apoyo Logístico 41, acuartelada en la capital aragonesa y con una dilatada experiencia en misiones internacionales.


La estancia del monarca en tierras aragonesas fue esta vez algo más breve. De hecho, llegó con el tiempo justo para presenciar un simulacro de ataque insurgente y saludar a las autoridades. Esta vez, la demostración no superó los 20 minutos, y don Juan Carlos siguió su evolución sentado. Aunque en el ejercicio se utilizaron los medios y vehículos con los que actualmente se trabaja en la zona de operaciones, en esta ocasión tampoco se organizó la tradicional exposición estática.


Apoyos por cielo y tierra

Como explicaba el comandante Béjar en el Centro Nacional de Adiestramiento (Cenad), lo que ayer pudo ver el Rey fue un ataque a un convoy en misión de reconocimiento. "Se trata de actuaciones muy habituales en despliegues como el de Afganistán, y en las que siempre hay que estar preparados para lo que pueda pasar", decía. Y lo que sucedió fue que cuando la columna de vehículos se desplazaba por los caminos fue atacada por la insurgencia.


Este tipo de reconocimientos los llevan a cabo una compañía de unos cien soldados, apoyados por lo que se denominan elementos capacitadores. "Estamos hablando, por ejemplo, de un avión no tripulado, equipado con una cámara que ofrece imágenes en tiempo real; un elemento aerotáctico, para poder comunicarnos desde tierra con helicópteros o aviones; e incluso una unidad de cooperación psicológica, que cuenta con un traductor y habla con la población", explicaba Béjar.


En situaciones de alto riesgo como la que ayer se ensayó ante don Juan Carlos, el procedimiento está muy calculado. "Se trata de recomponerse lo antes posible para poder completar la operación", explicaba el comandante con el sonido de fondo de las balas de fogueo. "Hay que tener en cuenta que lo que aquí se recrea en 20 minutos puede llegar a durar hasta cuatro horas en realidad", apuntaba Béjar. Por ello, durante las prácticas, se recuerdan las consigna de no malgastar munición y cerciorarse del objetivo. Porque los insurgentes no visten de uniforme, sino como el resto de la población, lo que obliga a las tropas a extremar la precaución.