ARRABAL-SAN GREGORIO

Las brasas que resisten la lluvia

Cientos de vecinos renovaron la tradición de honrar al santo con un ojo puesto en las barbacoas y otro en el cielo, amenazante todo el día.

Los bailes y los cantes no faltaron en los campos de San Gregorio.
Las brasas que resisten la lluvia
JOSé MIGUEL MARCO

La Eucaristía ha resistido la lluvia, ahora que cada uno se las apañe como pueda". Las palabras con las que el arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, despidió a los fieles en la ermita de San Gregorio arrancaron carcajadas y resumieron el ambiente de la romería que se celebró ayer en este barrio rural de Zaragoza, en la que los vecinos estuvieron con un ojo puesto en las barbacoas y otro en el cielo.

Como todos los años, el Arrabal y San Gregorio volvieron a hermanarse en torno al santo, con una romería en la que las longanizas, los chorizos, las morcillas y las costillas no faltaron sobre las brasas. Los fuegos ganaron la partida a la lluvia, que apareció en momentos puntuales pero que no llegó a aguar la fiesta. Esta es la única romería con subida al monte que queda en el término municipal de Zaragoza, y una ocasión excepcional de 'colarse' en los dominios del campo de maniobras, por lo que los vecinos de la zona e invitados se lanzaron al monte siguiendo la tradición. La bendición de los campos, la misa baturra y los bailes regionales fueron fieles a su cita anual.

Uno de los veteranos de la romería, Antonio Pérez, recordó que "desde hace 40 años la cosa ha cambiado mucho". "Hay más gente y ahora se viene en coche, antes veníamos andando o en carretas por otros caminos", recuerda, en referencia a las sendas que ahora ocupa el campo de maniobras. "Lo que no cambia nada es la buena gana que tenemos para comer", añadió, mientras a su lado Juan Antonio Pérez se afanaba con los chorizos, las longanizas y los huevos fritos. "Nos juntaremos unas 60 personas, entre familiares y amigos", auguró, a ojo de buen cubero. Entre ellos, el alcalde de San Gregorio, José Antonio Hernández, quien recordó que el santo que da nombre a su barrio rural "es compartido" por ellos y por el Arrabal. "Compartimos santo y romería, así que los lazos de hermandad y amistad son muy cercanos", explicó.

La presidenta de la Junta de Distrito del Arrabal, Lola Ranera, destacó la buena marcha de las fiestas del barrio. "Hasta la lluvia nos está respetando bastante", apuntó. En la romería también se pudo ver a Fernando Gimeno, quien pensaba hacer 'doblete' de romerías pasándose después por la de Movera.

Tras pasar algo de frío durante la misa y soportar unas pocas gotas de lluvia, la mañana se quedó agradable en San Gregorio, por lo que las brasas resistieron el agua. En los preparativos de la comida, Ángeles y Begoña confesaban que "hacía años" que no subían y anunciaban un menú campestre a base de "longaniza, chorizo, morcilla, panceta y migas". "¡Ni gota de colesterol!", ironizaron. Lo mejor, como siempre en estos casos, es "disfrutar con los amigos al aire libre".