ZARAGOZA

La Audiencia rebaja en 80 años la condena que el fiscal pedía por el secuestro de un peletero

El empresario dijo que le extorsionaron durante dos meses y que llegó a pagar 30.000?, pero el tribunal no lo considera acreditado.

ZARAGOZA. Los autores del secuestro exprés de un empresario zaragozano en abril de 2008 han sido condenados a penas que suman 20 años y medio de cárcel, y tendrán que indemnizar además a la víctima con 27.000 euros. Sin embargo, la Audiencia de Zaragoza ha rebajado de forma considerable las penas que pedía la Fiscalía: casi cien años de prisión. El peletero declaró que, después de su liberación, estuvieron extorsionándole durante dos meses y que tuvo que darles 30.000 euros. El tribunal, aunque admite que existieron amenazas, no ha considerado probado que fueran los acusados sus autores, ni que fuera a estos a quienes entregó las sumas de dinero.

Las defensas, ejercidas por Carmen Sánchez Herrero, Luis del Castillo, Cristina Ruiz-Galbe, Pedro Santisteve y José Luis Melguizo, solicitaron la absolución de sus clientes. Sin embargo, el Ministerio Público mantuvo en el juicio la petición de 19 años y medio de prisión para cada uno de los cinco procesados. Al final, las condenas más elevadas han sido de seis años. Esta ha sido la pena impuesta a Ricardo Ramos Ortiz y Diego Albardía López, ya que además de por la detención ilegal han sido condenados por un delito de robo.

Pedro Altimasveres Valdés y José Ortiz Bonilla han sido considerados también autores del secuestro, y para ellos la condena ha sido de cuatro años de cárcel. Desvinculado del rapto ha quedado Aurelio Fontecilla Broto, a quien se condena sin embargo a seis meses por tenencia ilícita de armas, ya que durante el registro de su casa se intervino un rifle Winchester y una caja de balas.

De los cinco procesados, solo tres se encontraban en prisión provisional por estos hechos. Se trata de José Ortiz, Diego Albardía y Ricardo Ramos. Con fecha seis de mayo, la Sección Tercera de la Audiencia Provincial dictó un auto de libertad provisional. "Dado que la medida tenía como último fin asegurar la presencia de los acusados en el juicio oral y este ya se celebró, carece de sentido mantener dicha medida", dijo la sala.

Encerrado en una nave industrial

Los hechos ocurrieron la noche del 2 de abril de 2008. La banda organizó una celada para conseguir que el empresario se quedara solo una tarde en su fábrica. Y cuando este se disponía a cerrar y conectar la alarma, tres personas se le acercaron, le encañonaron y le pusieron una capucha en la cabeza. Se lo llevaron a una nave industrial de Urrea de Jalón y le dijeron que si no les entregaba 150.000 euros, le matarían a él y a su hijo.

El asalto a las oficinas del empresario, en el barrio de Las Delicias de Zaragoza, se produjo sobre las once de la noche. La víctima había quedado allí con dos de los procesados, Pedro Altimasveres José Ortiz, a los que conocía del sector de la hostelería. Estos se presentaron allí fingiendo que querían venderle un local, propuesta por la que el industrial no mostró el menor interés.

Cuando confirmaron que no había nadie más en las instalaciones, los dos delincuentes pusieron fin a la conversación y se marcharon diciendo tener mucha prisa. Fuera les esperaban sus otros compañeros, que al saber que tenían el camino despejado se introdujeron en la fábrica.

Los asaltantes propinaron un puñetazo en la cara a la víctima y le anunciaron que querían dinero. Como les dijo que no tenía, le despojaron de su reloj Rolex y de una cadena Cartier de oro con cuatro medallas. El tribunal ha dejado pendiente ahora la valoración de estos objetos, lo que se hará durante la ejecución de la sentencia.

Los secuestradores se hicieron también con las llaves de tres vehículos, las de casa del industrial y las de la fábrica. Y en un nuevo intento por conseguir dinero en efectivo, le preguntaron dónde estaba la caja fuerte. El empresario les contestó que no tenían, pero sus captores volvieron a golpearle en la cara. Finalmente, el secuestrado les descubrió su emplazamiento. Después, le llevaron a su casa de Montecanal.