TRIBUNALES

Condenado a 18 años de cárcel por asesinato con alevosía

La Audiencia considera que Alberto Goenaga mató a su víctima de dos disparos a corta distancia y tras haberle dado una brutal paliza.

Alberto Goenaga, en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Condenado a 18 años de cárcel por asesinato con alevosía
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La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a Alberto Goenaga López a 17 años de prisión por un delito de asesinato y a un año por tenencia ilícita de armas. Además, deberá indemnizar con 100.000 euros al hermano de la víctima. El tribunal considera que el acusado acabó con la vida de Carlos Miguel F. B. de dos disparos hechos a corta distancia y dirigidos a la cabeza. Antes, le había dado una paliza que le causó importantes lesiones en la cara y también en las manos, con las que intentó parar los golpes.


Los magistrados no creen al acusado, cuando en el juicio dijo que no tenía nada que ver con el asesinato de Carlos Miguel F. C. Entonces declaró que “solo” le había dado “dos tortazos” y que si confesó fue por la “presión” de la Guardia Civil. Al contrario, el tribunal se inclina por dar total credibilidad a la confesión que hizo ante los agentes y luego ante el juez. Entonces, admitió que estaba muy enfadado con la víctima y que llevaba una pistola de calibre pequeño en el coche con la que le disparó. El tribunal reconoce, no obstante, que los agentes actuaron de manera “irregular” con el acusado al llevarlo hasta el lugar del crimen sin presencia de letrado.


Alberto Goenaga, de 42 años, mató a Carlos Miguel F. B. en la madrugada del 30 de mayo de 2007, en un campo de alfalfa de La Puebla de Alfindén. Su cadáver fue encontrado por un agricultor y, según los forenses, además de dos disparos en la cabeza, hechos a corta distancia y cuando la víctima estaba de rodillas o sentada, tenía graves lesiones en la cara.


La Sección Sexta considera probado que Goenaga acabó con la vida de Carlos Miguel F., que entonces contaba con 48 años, porque se sintió engañado ya que le dijo que le había conseguido un préstamo para pagar un negocio de hostelería -por cuya gestión cobró 600 euros-, y luego resultó que no era cierto. Ante el inminente vencimiento de tres pagarés, la víctima le dio largas y cuando el propio Goenaga comprobó en el banco que no le habían concedido el préstamo, se enfadó y fue a buscarlo. Tras estar toda la tarde hablando del asunto, le dio unos golpes y luego lo llevó a su casa de La Puebla para curarle. No obstante, después retomaron la discusión que terminó en el crimen. Para el tribunal es intrascendente que no apareciera el arma ya que cuenta con otras pruebas.