Vigas de 20 toneladas 'sobrevuelan' la Gran Vía

Las viejas vigas que desde hace 80 años han soportado el bulevar de Gran Vía fueron ayer la gran atracción del centro de Zaragoza. Las obras del tranvía obligaban a sustituir estos viejos soportes, y ayer comenzó la retirada de los más cercanos a la plaza de Paraíso. Con la ayuda de una enorme grúa, vigas de 20 toneladas 'sobrevolaron' la Gran Vía hasta posarse sobre la calzada, donde fueron troceadas para ser desechadas. Todo, entre la expectación de los viandantes.

Aunque estaba previsto que el proceso comenzara por la mañana, el camión-grúa de la empresa Ebrofit se retrasó y finalmente llegó a mediodía. Pesa 160 toneladas y puede llegar a alcanzar una altura de más de 60 metros, aunque para las operaciones de la Gran Vía 'solo' necesita llegar a los 38. Se situó en la calzada de entrada a la ciudad, lo que obligó a estrechar aún más la acera y dificultó el tránsito de los peatones.

La grúa llegó acompañada de un camión con enormes planchas metálicas y contrapesos. Las primeras se colocaron en los laterales del vehículo para que hicieran de soporte de los apoyos laterales. Los segundos, de 40 toneladas, fueron colocados sobre la grúa a primera hora de la tarde con el objetivo de que el gran peso de las vigas no hiciera que la grúa venciera.

A las 15.00 comenzó el proceso. Primero se ajustó el cable de la grúa, a la que se le añadieron dos gruesas cadenas, primero, y unas algo más largas, después, para poder coger más altura. Con una creciente expectación y mucho frío, la grúa giró hasta posar las cadenas sobre la viga más cercana a la plaza de Paraíso. Bajo ella, sobre la plataforma instalada en su día bajo la cubierta, dos operarios rodearon la viga con las dos cadenas, que formaron una enorme 'V' invertida sobre la Gran Vía.

Faltaba soltar las vigas de la estructura sobre la que estaban apoyadas. Los ingenieros de Los Tranvías de Zaragoza no sabían a ciencia cierta si sería muy complicado o no, por la sencilla razón de que nunca se había hecho nada igual. Una pala excavadora, desde la acera contraria (la de salida de la ciudad), dio varios golpes laterales a la viga. Al cuarto, esta comenzó a moverse. "¡Está suelta!", anunció un operario.

Tras la salida de los operarios de la zona, la grúa comenzó a levantar las 20 toneladas de la viga muy poco a poco. Lentamente, la estructura de hormigón de 14 metros de largo comenzó a ascender. Tras subir un par de metros, había que girarla 90 grados para dejarla sobre la calzada, en paralelo al río. Fue el momento de más tensión, ya que la enorme viga se venció hacia un lateral, quedando a menos de medio metro del paso de cebra provisional, donde se había agolpado un buen número de curiosos.

Tras reconducir la dirección, la grúa depositó con precisión el gran soporte del bulevar sobre unos maderos situados en la calzada. Se retiraron las cadenas y un martillo se encargó de partir la viga en tres trozos. Casi fue más costosa esta operación que la retirada del soporte del cauce. Estas primeras vigas se van a dejar provisionalmente en el terreno de Valdespartera en el que se están acumulando residuos -y que está siendo investigado por parte de la DGA-, aunque más adelante se desecharán en el vertedero de López Navarro.

Unas ocho vigas al día

Mientras, con las cadenas ya sueltas, la grúa volvió para sacar una nueva viga, la segunda. El proceso fue aún más sencillo. Salió a la primera y fue situada junto a la anterior. Fueron las dos únicas vigas del cubrimiento del Huerva que se retiraron ayer. La previsión antes de que comenzara el proceso era que se retiren unas ocho vigas al día, aunque habrá que ver qué ritmo cogen hoy las obras.

Se irá avanzando hacia la avenida de Goya, y el proceso se volverá más espectacular. Cuando el camión-grúa llegue a la zona de los plataneros, tendrá que elevar las vigas por encima de estos árboles, a más de 10 metros de altura, para evitarlos y poder posarlos en la calzada.