ZARAGOZA

Los vecinos de Garrapinillos, Casetas y Utebo, "cansados" de los cortes de agua

Ayer volvieron a quedarse sin suministro, aunque los camiones cisterna mitigaron las dificultades.

Los vecinos de Garrapinillos, Casetas y Utebo, "cansados" de los cortes de agua
Los vecinos de Garrapinillos, Casetas y Utebo, "cansados" de los cortes de agua
DIEGO GARCÍA

Ya empieza a convertirse en una rutina. El día anterior lo pasan llenando bañeras, garrafas, bidones y cubos. Al día siguiente, cuando el grifo deja de dar agua, las labores habituales se convierten en problemas. Fregar los platos, lavar la ropa, abrir los negocios... Todo se vuelve más complicado, y hasta la higiene personal tiende a relajarse -y más con el frío de estos días-. Esta es la situación con la que ayer se encontraron, por tercera vez en lo que va de año, los vecinos de Utebo, Casetas y Garrapinillos.

 

Las 25.000 personas que viven en el entorno de la autovía de Logroño se quedaron sin suministro desde la madrugada de ayer hasta última hora de la noche, aunque los camiones cisterna mitigaron los problemas. El motivo del corte fue la gran tubería que da servicio a estos núcleos urbanos, que ha vuelto a fallar una vez más.

 

Se trata de una cañería que va desde los depósitos de Casablanca y que recorre más de 10 kilómetros. Está construida en hormigón con camisa de chapa, un material antiguo que da bastantes problemas, en parte por las malas calidades de los terrenos que atraviesa. En este caso, tiene una pequeña fuga que hacía que el agua llegara hasta una vía auxiliar de la autovía de Logroño.

 

Los procesos de vaciado y llenado de esta tubería son muy lentos, ya que cada uno implica unas siete horas de trabajo. Como consecuencia, y ante la ausencia de tuberías auxiliares por las que desviar el agua, Utebo, Garrapinillos y Casetas deben quedarse muchas horas sin suministro.

 

"Este problema ha existido siempre", cuenta Miguel Ángel Guiral, del bar Aragón de Casetas. "Hace 30 años se cortaba con mucha más frecuencia y estábamos cuatro días sin agua", explica. Por eso, optó en su día por instalar un depósito de 1.000 litros conectado a la red general, que le salva en estas situaciones. "Es tu empresa, no puedes cerrar...", mantiene.

 

Walter Oswald, del bar La Salida, lo lleva peor. Sin depósito, debe armarse de siete garrafas y cuatro cubos para pasar el día lo mejor posible. "Es un engorro y, sobre todo, supone mucho más trabajo", explica. "La gente está cansada de tanto corte", confiesa. Sus clientes de ayer lo confirmaban. "Parece que seamos ciudadanos de segunda, no sé cómo no cogen de una vez y ponen en condiciones la tubería para que no pase esto", señalaban a media mañana. Desde el Ayuntamiento de Zaragoza esperaban que a última hora de ayer se recuperara el suministro.