RUIDO

"Vivir aquí es un acto de Heroísmo"

La calle de Heroísmo, de noche, tras la recogida de sillas y mesas de las terrazas.
"Vivir aquí es un acto de Heroísmo"
Juan Carlos Arcos

El problema se remonta a hace cuatro años. Un vecino de la calle de Heroísmo, harto de no dormir en las noches de verano, acude a la Policía de Barrio a denunciar la situación generada por las terrazas de la calle. Allí le dicen que no pueden hacer nada, que tiene que acudir a poner la denuncia a Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza. Lo hace, pero le acaban diciendo que tiene que acudir a la Unidad de Protección Ambiental de la Policía Local (UPA) que, una vez presentado el escrito correspondiente, le acaba contestando que quienes tienen que tomar mediciones del ruido que sufre en su vivienda es la Policía de Barrio.

 

Y así se cierra el círculo vicioso, así se genera el bucle en el que están atrapados un grupo de vecinos de la calle de Heroísmo, hartos de no poder dormir por la noche durante buena parte del año. Entre ellos, además, hay miedo. Nadie quiere salir con su nombre y apellidos en el periódico. Si alguien da la cara, es para 'mover' el tema por vía legal, o para irse a otro lado.

"Hace ocho años no había ninguna terraza en la calle -señala uno de ellos-. Como mucho, alguna noche el dueño de un bar sacaba una mesa y cuatro sillas a la calle y jugaba una partida de cartas con sus amigos.El problema es que ahora, en menos de veinte metros de calle, hay seis bares con terraza, y cualquier día que haga buen tiempo, de marzo a octubre, esto es la locura".

Y si algún día se acaba saliendo del bucle y se efectúa una medición en la vivienda del denunciante... "presentas un escrito, te responden que tomarán medidas y a la primavera siguiente todo vuelve a empezar. El problema, además, es que el ruido es ambiental, no puedes denunciar a ningún establecimiento en concreto, y la UPA te acaba diciendo que la única solución es denunciar al propio Ayuntamiento. Pero claro, para eso tienes que armarte de valor y empezar a gastar tiempo y dinero en abogados y en todo el proceso legal".

 

Otra vecina de la zona, que también quiere mantener el anonimato, resume la situación así: "El problema es que tienes que adaptar toda tu vida al ritmo de la calle. En verano tienes que cerrar las ventanas y poner el aire acondicionado casi toda la jornada, porque con las ventanas abiertas no se puede estar. Tienes que dormir con tapones todos los días, y especialmente de miércoles a domingo porque, aunque las terrazas tienen que cerrar a la 1 de la madrugada, muy pocas lo cumplen, y en realidad acaban escuchándose ruidos hasta las dos. Luego, como hay mesas a ambos lados de la calle, no pueden pasar los coches, ni un vehículo de emergencia ni el camión de la basura. Hay muchos taxistas que se niegan a entrar en la calle".

 

Y añade: "La calle es insufrible, y los dueños de los bares creen que les pertenece. En una ocasión, en plenas fiestas del Pilar, el dueño de un bar llegó incluso a poner vallas atravesadas para impedir el paso de los coches, y eso que hay garajes". "El problema -concluye otro vecino-, es que el ruido aquí es todas las noches del año entre marzo y noviembre, no es algo solo de los fines de semana. Vivir aquí, sí, es un acto de heroísmo. No hay ninguna otra zona de Zaragoza en la que pase lo mismo".