BALANCE FINAL

“En general la Expo ha sido positiva, lo malo vendrá después”

Los visitantes de la muestra creen que el balance final es bueno y que se han cumplido las expectativas planeadas. Sin embargo, hay divisiones respecto al legado que dejará la muestra, ya que opinan que aunque la ciudad ha avanzado mucho, también el coste para los ciudadanos va a ser grande.

Las previsiones apuntaban a que se pasaría de los seis millones de visitantes, más tarde desde Expoagua se rectificó y se dijo que se pasaría de los cinco pero no se alcanzaría ese récord. Los zaragozanos Jorge y David creen que tal vez la crisis haya animado a la gente a quedarse en España en vez de salir fuera, y quizá la Expo haya podido ser su destino de las vacaciones. “La verdad es que ha estado bastante mejor de lo que nos esperábamos. Igual que muchos zaragozanos, creíamos que iba a ser un fracaso, pero al final ha ido casi todo bien”, indican. Respecto al legado que deja la muestra, opinan que “es triste que tenga que hacerse algo así para dejar bien la ciudad. Y lo peor es que vamos a estar pagándolo durante años y no vamos a ver nada parecido en mucho tiempo”.


Para Iván Luis Moreno, estudiante de Derecho, “la idea del agua como recurso a proteger ha calado entre los visitantes. Por ello se pude afirmar que en cierto modo sí que se han cumplido las previsiones de la organización”. Sin embargo, matiza que tal vez haya primado más lo festivo que los contenidos informativos. “Faltaban cosas más críticas como el Iceberg, porque lo ves y no te quedas indiferente”, afirma Iván. Respecto al futuro, se pregunta qué es lo que va a ocurrir con el recinto cuando acabe la Expo, y confía en que se gestione bien, porque “la muestra ha supuesto un renacer para Zaragoza y para la zona”.


Para las zaragozanas Merche, Eva y Virginia, la organización ha estado bien pero lo están estropeando al final. “Yo tengo el pase de temporada, y ahora me mandan mensajes al móvil para decirme que procure venir en horario laborable y que no venga los fines de semana. Además me disuadieron de venir al concierto de Juan Luis Guerra”, explica Merche indignada porque quiere venir a la clausura, y desde la organización también le han recomendado que no lo haga. Estas amigas defienden que si el final de la Expo no se organiza bien puede empañar la buena imagen de estos tres meses.


Roberto y Mercedes trabajan en hostelería y han notado una muy fuerte subida en la ocupación durante el verano. El hotel donde trabajan fue construido para la Expo y lo tienen lleno, pero se preguntan si tras el fin de la muestra se podrá sostener el ritmo. Tienen miedo de que hagan recortes de personal para poder asumir la bajada que no tardará en notarse. “Ahora mismo la Expo es positiva a nivel económico, pero cuando cierre no lo será tanto para los bolsillos de los aragoneses”, indica Jorge que tiene miedo de las repercusiones que puedan notar los ciudadanos.


En resumen, los visitantes hacen un balance positivo de estos tres meses, pero lo que más les preocupa es el legado que pueda dejar la muestra y que se haga de la mejor manera posible.