Gatos contra gorriones

Bajo una hipótesis, los expertos estiman que los felinos pueden cazar casi 2.000 ejemplares de aves de pequeño tamaño cada semana en la capital aragonesa.

Una de las colonias de gatos de la capital aragonesa.
Una de las colonias de gatos de la capital aragonesa.

La divertida historia de dibujos animados entre Piolín y Silvestre parece que se ha salido de la ficción para convertirse en una realidad en Zaragoza. El tópico de un gato persiguiendo a un pájaro supone una alta cifra de mortalidad entre los gorriones, al menos la causada por las colonias de estos felinos.

"En Zaragoza hay más de 80 colonias de gatos, ya que algunas no están contabilizadas. Multiplicado por unos 10 ejemplares de media en cada grupo se superan los 800 gatos", calcula José Antonio Pinzolas, experto en Medio Ambiente y ornitología. “Si se hace una hipótesis, se estima que estos animales pueden cazar dos gorriones cada semana, lo que elevan los datos a unos 2.000 pájaros muertos en tan solo siete días”, añade.

Siguiendo la hipótesis, esto implicaría un declive en la población de gorriones. Sin embargo, tal y como aclara Pinzolas, “no sería determinante para la desaparición de una especie, pero sí contribuye a su descenso”. “Existe documentación que asegura que el gato de un farero de una isla perdida extinguió una especie parecida al chochín antes de que se descubriera”, relata el experto. La historia de la desaparición de toda la población de este pájaro nocturno y no volador se remonta a 1895. Estudios universitarios también avalan que los gatos estadounidenses matan entre 1.400 y 3.700 millones de pájaros cada año.

Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), desde la década de 1990 ha descendido el número de gorriones en 9 millones de ejemplares en todo el mundo. En el caso de este ave no es una especie protegida, pero sí catalogada, es decir, que está sujeta a cierto nivel de protección.

Aunque los gorriones sean el principal atractivo de las colonias de la capital aragonesa, los gatos también persiguen otras. “Los estorninos, los verdecillos o los ruiseñores podrían terminar entre sus garras”, manifiesta Pinzolas. El principal motivo de esta caza es que son de pequeño tamaño y poco peso. Los gorriones, por ejemplo, no suelen pesar más de 40 gramos. Otro factor determinante en esta suposición sería el instinto asesino de los gatos.

“Los felinos son animales oportunistas y depredadores”, indica el experto en Medio Ambiente. “La mayoría de las veces solo los matan y no se los comen, ya que estos animales se alimentan gracias a los voluntarios que llenan los platos de las diferentes colonias”, añade.

La realidad es que estos grupos de animales se han quintuplicado en la capital aragonesa, mientras que las colonias se han duplicado, en parte por los gatos que son abandonados sin esterilizar. “Los animales domésticos no deberían campar a sus anchas por nuestro medio y lo inaudito es que haya personas que conciban animales de primera y de segunda, para ellos los gatos son más importantes que las aves”, denuncia Pinzolas.

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