Alcaldadas

A Santisteve se le pueden reprochar muchas cosas desde que llegó a la alcaldía de Zaragoza en minoría absoluta y empezó a saltarse la voluntad del pleno soberano y democrático. ¿Recuerdan? Aún estamos con la alcaldada del ‘Príncipe Felipe’ en los tribunales. Si siguen los pasos del cúmulo de varapalos judiciales cosechado en estos tres años, es muy posible que le obliguen a rotular el pabellón con su nombre original. Se le puede reprochar, por tanto, falta de diálogo, inexperiencia acreditada, vieja política disfrazada de esnobismo seudoparticipativo… De todo, menos falta de perseverancia en la imposición. De su golpe para echar a la oposición de las sociedades municipales no hay precedente. Aunque sin parangón, lo más parecido se remonta a 1995, cuando Rudi tuvo la tentación de excluir a Chunta de la Comisión de Gobierno porque no llegaba a los concejales exigidos para constituirse en grupo. Jamás pasó de la intención a los hechos: un titular, un amago de bronca política y sanseacabó. Santisteve no, el Santisteve de hierro está dispuesto a aguantar contra viento y marea el último año de su mandato. Que, probablemente y por demérito propio, será también el último como alcalde.