Sin cole por falta de transporte

Lisandro, que este mes hará 4 años, vive con sus padres y su hermano pequeño Valentino (que hoy cumple 2 años), en Clarés de Ribota, un pequeño pueblo de la Comunidad de Calatayud de 80 habitantes cuya escuela se cerró hace muchos años. Desde el pasado mes de septiembre tenía que estar cursando primero de infantil en el colegio de Villarroya de la Sierra, un municipio situado a menos de 10 kilómetros, pero la falta de transporte adecuado le impide llegar cada día a su aula, y su familia no dispone de medios para hacer frente a este viaje. Así que este curso no está escolarizado (algo que no es obligatorio para los alumnos de infantil), y permanece en casa.

Carlos Modrego y Ludmila Gudiño se dirigieron al Departamento de Educación del Gobierno de Aragón el año pasado reclamando una ruta de transporte escolar para su hijo mayor. Al no ser posible esta opción, dado que se exige un mínimo de seis alumnos, se establecía como alternativa unas ayudas individualizadas. Una posibilidad que no soluciona la situación de esta familia, puesto que los progenitores no disponen de vehículo ni de otro medio para poder enviar al menor al colegio.

El Ayuntamiento de Clarés de Ribota está apoyando esta reivindicación. El alcalde, Cesáreo Brun, ha acompañado a la pareja a Zaragoza para presentar la documentación en Educación para dar respuesta "al único niño en edad escolar del pueblo". El Justicia de Aragón también se ha hecho eco de esta queja, y ha enviado una sugerencia a la DGA para que facilite transporte para los desplazamientos diarios desde Clarés de Ribota hasta el centro de Villarroya de la Sierra de forma gratuita. En su escrito se asegura que " la percepción de una ayuda individualizada de transporte no garantizará el que estos alumnos puedan desplazarse al centro docente careciendo de los medios –no económicos, sino materiales– indispensables para ello, quedando en este supuesto como única opción de desplazamiento la ruta de transporte escolar". Y, mientras tanto, los hermanos Lisandro y Valentino siguen jugando en la plaza de este pueblo, ajenos a la polémica.