Incendio en Teruel: “Tenemos el corazón encogido y sentimos rabia e impotencia”

Los vecinos de Olba y San Agustín desalojados por el incendio vivieron ayer con inquietud la amenaza que se cierne sobre sus casas y animales por la cercanía del fuego.

Los vecinos evacuados estudiaban ayer una estrategia para regresar a Olba y atender los animales.
Los vecinos evacuados estudiaban ayer una estrategia para regresar a Olba y atender los animales.
A. G./BK

La probabilidad de que el viento seco del suroeste haga de este sábado el peor día del incendio llenaba este viernes de angustia e incertidumbre a la treintena de vecinos que, evacuados el pasado jueves de Olba y San Agustín junto a otros 220 afectados, han sido realojados en el hotel Los Maños de la Venta del Aire (Albentosa). Sentados a las mesas de la cafetería de este establecimiento, contaban cómo su cabeza está puesta en su casa, donde han dejado sus pertenencias, y en sus corrales y explotaciones ganaderas, donde han quedado vacas, ovejas, cabras, gallinas, conejos o burros, en muchos casos, su principal fuente económica.

"Tenemos el corazón encogido y sentimos mucha rabia e impotencia", expresaba Juan Antonio Moya, un vecino de Olba. "Vemos cómo se están quemando nuestros montes y estamos muy preocupados por lo que le pueda ocurrir al pueblo y a los animales", aclaraba. "Si el fuego salta al Morrón y coge el valle, Olba arderá", alertó el hombre.

La desesperación era patente en un ganadero de Valdelinares, Salvador Roqueta, cuyas 60 vacas quedaron atrapadas en una zona muy próxima al fuego, en la que pastan habitualmente. "Necesito que alguien me ayude, las carreteras y los caminos están cortados y no sé si están vivas o muertas; son mi principal sustento", subrayó.

Otros, con las prisas y el susto de tener que salir del pueblo, se dejaron en casa las medicinas. Es el caso de Wenceslao Villanueva, quien lamentaba haberse olvidado de las gotas que necesita su esposa. "Cogimos el teléfono móvil, una muda de ropa y nos fuimos", explicó. En parecida situación se encontraba otra mujer, Nati Muñoz, que sin sus pastillas para dormir pasó su primera noche fuera de casa "en vela".

Una cuadrilla forestal llega a la zona para participar en las labores de extinción del fuego
UUna cuadrilla forestal llega a la zona para participar en las labores de extinción del fuego, aún activo.
H. A.

Expediciones a los pueblos

La situación hizo que la Guardia Civil organizara por la tarde una expedición que permitió a los evacuados subir a los vehículos del Servicio de Protección Civil y regresar por un rato a sus viviendas para atender rápidamente a sus animales y coger los medicamentos. Convertido el hotel Los Maños en base de operaciones de la población desalojada, el alcalde de Olba, Federico Martín, fue el encargado de elaborar una lista con los nombres de los vecinos que necesitaban volver a casa momentáneamente.

Ya fuera por el olvido de sus medicamentos o por la cavilación que les produjo el riesgo de que el fuego se acerque todavía más a los pueblos, pocos durmieron bien en la primera noche de desalojo. "Me encuentro mal, muy mal; no estoy asustada, pero tranquila tampoco; no paro de pensar, es como una pesadilla", relataba a sus 82 años Sofía Salvador.

Apoyo de Servicios Sociales a los realojados
Apoyo de Servicios Sociales a los realojados
A. G./BK

Acompañamiento psicológico

Un equipo de trabajadores sociales y psicólogos de la Comarca Gúdar-Javalambre se esforzaba por acompañar y acoger a los afectados. "La gente está tranquila, si bien tiene su lógica preocupación ante esta situación", aclaraba la directora del centro de Servicios Sociales de la Comarca, Pilar Porcar.

El incendio ha disparado la solidaridad de toda la población de la zona y especialmente de la Asociación de Empresarios Turísticos, cuyos miembros han puesto a disposición de los evacuados sus establecimientos, tanto hoteles como restaurantes y casas de turismo rural. Su ofrecimiento ha permitido dar alojamiento a todos los desplazados sin tener que utilizar las 70 camas instaladas en el pabellón polideportivo de Albentosa.

"Las empresas han abierto sus puertas sin importarles nada más y eso es de agradecer", destacaba el presidente de la Comarca Gúdar-Javalambre, Ángel Gracia, Lamentaba la devastación que está provocando el incendio, más acusada en la Comunidad Valenciana. "Por ahora, el viento ha alejado las llamas de la provincia de Teruel, pero las lleva a Castellón y eso no es mayor consuelo", afirmó.

Pancartas de respaldo a los bomberos.
Pancartas de respaldo a los bomberos.
A. garcía/Bk

El alcalde de San Agustín, Daniel Riera, contó que su Ayuntamiento, junto con voluntarios y trabajadores de los Servicios Sociales, llevan preparados, desde que comenzó el incendio, más de 350 bocadillos para los efectivos que trabajan en la extinción.

Un grupo de vecinos, apoyados en la fachada de uno de los establecimientos de la Venta del Aire, reclamaba "más prevención contra los incendios". "Deberían haber hecho más cortafuegos, limpiar el bosque y repoblar con árboles; hay abandono en el monte", opinaban los hermanos Maximino y Manuel Villanueva. Un joven, Marcos Cano, reivindicó "más implicación de los políticos para cuidar los montes y atajar con la mayor agilidad el fuego".

A pocos metros, otros tres evacuados fijaban en la pared carteles en los que se leía: ‘Dignidad para el bombero forestal’ y ‘Bosques limpios’. "Reclamamos lo obvio, que se dediquen más recursos a la prevención y menos a la inauguración, que se cuide a los vecinos del medio rural, porque son ellos los que apagan muchos conatos", manifestó Cristina Leralta.

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