fósiles
El estudio de un yacimiento de Obón identifica 50 huellas de dinosaurio, algunas de medio metro de largo
Corresponden a dos iguanodontes, uno de ellos de 9 toneladas, y a un carnívoro que deambularon por un barrizal hace 130 millones de años.
La investigación del yacimiento del Río Cabra en Obón ha identificado 50 huellas de dinosaurio, la mayor parte de ellas correspondientes a dos especies de iguanodóntidos, pero también hay un rastro dejado por un gran carnívoro. El estudio, realizado por el grupo Aragosaurus y el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, señala que las icnitas -huellas fósiles- son el resultado del paso de tres dinosaurios por el barrizal que rodeaba un lago hace 130 millones de años. Las patas de los grandes reptiles se hundieron hasta medio metro en el lodo, lo que deformó el aspecto de sus pisadas.
Una de las dos especies de iguanodóntido que dejaron su impronta en el lodazal era de gran tamaño y podría pesar en torno nueve toneladas, con una longitud de 14 metros entre el extremo de la cola y el hocico, según indica el director del Museo de Ciencias Naturales, José Ignacio Canudo. Las icnitas que originó, caracterizadas por su forma de tres dedos sin garras, miden 50 centímetros de longitud. Junto a este animal, otro individuo de la misma familia, pero de otra especie más pequeña, propició huellas fosilizadas de 30 centímetros de largo.
Canudo destaca que, por primera vez en España, un mismo yacimiento aporta icnitas originadas por dos especies distintas de iguanodóntido, una familia de dinosaurios vegetarianos muy presente en la provincia de Teruel. El carnívoro que dejó su rastro de pisadas paralelo al recorrido de los herbívoros podría ser similar al Allosaurus y sus huellas, con tres garras, tienen 35 centímetros de longitud.
"El desplazamiento de los dinosaurios por un substrato barroso hizo que se hundieran en el fango lo que dificulta reconocer cómo era la morfología del pie del dinosaurio. Muchas de las huellas son ovaladas, sin marca de dedos. Las icnitas presentan una gran deformación tanto por el barro caído en la pisada, como el levantado por la presión de los pies", explica el grupo Aragosaurus. Este equipo comenta en una publicación que "resulta espectacular en este yacimiento imaginarse cómo los dinosaurios se movían pesadamente por una zona totalmente embarrada".
Canudo señala que los dos dinosaurios de la familia del iguanodón presentes en el enclave de Río Cabra debieron sentirse incómodos en el barrizal que les rodeaba, lo que se traduce en un revoltijo de pisadas "sin orden ni concierto". El paleontólogo destaca la "rareza" del yacimiento, también excepcional por la presencia "largos surcos" en el barro cuyo origen se desconoce. Las conclusiones del estudio serán publicadas este mismo año en una revista científica.
Un carnívoro al acecho
José Ignacio Canudo especula con la posibilidad de que el carnívoro avanzara al acecho de los dos grandes herbívoros que estaban atrapados en el barro y que, finalmente, se abalanzara sobre ellos, como podría indicar la confluencia de las pisadas del carnívoro y de los herbívoros en determinado punto. El paleontólogo aclara que se trata solo de una especulación, pero que sería compatible con los indicios fosilizados.
El yacimiento fue detectado hace cinco años por José Ignacio Canudo y Gloria Cuenca, pero no había sido investigado hasta hoy, acaba de ser también acondicionado para las visitas por el Parque Cultural del Río Martín, con la instalación de paneles informativos y la limpieza de las icnitas. La actuación ha contado con el patrocinio de la DGA, el Ayuntamiento y el Parque Cultural.
