Chips y algoritmos para mejorar la salud en el medio rural de Teruel

El Campus de Teruel premia a un estudiante por diseñar dos dispositivos para medir la respiración cuyo bajo coste permitiría implantarlos en el amplio y disperso medio rural.

Sergio Domínguez, con sus dos dispositivos premiados por el campus de Teruel.
Sergio Domínguez, con sus dos dispositivos premiados por el campus de Teruel.
A. García/Bykofoto

Sergio Domínguez, un estudiante de ingeniería electrónica y automática de 23 años, está feliz. El Campus universitario de Teruel le ha premiado por su Trabajo de Fin de Máster, en el que diseña dos dispositivos para medir la frecuencia respiratoria. Aparatos de este tipo, esenciales para detectar patologías, sobre todo desde la llegada de la covid-19, ya existen en los hospitales. La ventaja de los que ha ideado Sergio es su bajo coste de puesta en servicio, menos de 80 euros, frente a los miles de euros que valen los utilizados en las clínicas.

Para este joven ingeniero, sus dispositivos son perfectos para ser implantados en el amplio y disperso medio rural, a cuyos consultorios médicos locales se resiste a llegar la tecnología de vanguardia. Uno de ellos consiste en un chip y una batería que, sujetos al pecho del paciente, transmiten por un cable a un ordenador el movimiento respiratorio, permitiendo obtener conclusiones.

El segundo es un programa de ordenador que a través de algoritmos y cálculos matemáticos traduce en frecuencia respiratoria la grabación en vídeo del enfermo. En ambos casos se precisa la intervención de un médico que interprete los datos. Los dos aparatos, cuyos resultados han sido comparados con éxito con los que arrojan las máquinas hospitalarias, son móviles y pueden transportarse hasta la vivienda de una persona de avanzada edad.

No acaba ahí la utilidad de los medidores de frecuencia respiratoria de Sergio. Él pensó aplicarlos también a la búsqueda del bienestar, "ya sea monitorizando a deportistas o para comprobar que los ejercicios de meditación de la clase de yoga se están haciendo bien", explica. De hecho, su premio se enmarca en la campaña ‘Teruel Campus Saludable’ puesta en marcha por la Universidad.

El galardón le ha impulsado a presentar sus prototipos ante un comité de ética. Si son aprobados, volverá a ensayarlos con personas, publicará los resultados científicos y los comercializará. 

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