La prestigiosa revista científica estadounidense 'Journal of Comparative Neurology' dedica la portada de su último volumen impreso al dinosaurio Proa de Ariño, bautizado así por la forma de su cabeza, que recuerda a la parte delantera de un barco, y por haber sido hallados sus restos en una antigua mina de lignito de la localidad turolense.

Comedor de plantas y primo lejano, aunque menos antiguo, del famoso ornitópodo Iguanodón, los fósiles del Proa de Ariño fueron analizados por un equipo internacional liderado por investigadores de la Fundación Dinópolis y la Fundación Araid con la ayuda de un escáner del hospital Obispo Polanco de Teruel. 

El trabajo permitió inferir el tamaño del encéfalo del dinosaurio Proa de Ariño, la parte del sistema nervioso central de los vertebrados, incluida en el cráneo, que controla el movimiento y casi todas las actividades necesarias para la supervivencia. Una de las conclusiones que aportó el análisis es que los ornitópodos pudieron haber sido tan listos como sus parientes carnívoros.

La relevancia de la publicación sobre el estudio paleoneurológico del Proa de Ariño ha hecho que el dinosaurio turolense se convierta en portada de la revista. 

En la mina Santa María de Ariño, el único lugar hasta ahora en el que se han encontrado fósiles del dinosaurio Proa, se hallaron restos de varios individuos. Entre los fósiles encontrados destacaron tres neurocráneos. Los paleontólogos, ayudados del escáner hospitalario, pudieron reconstruir la cavidad neurocraneal del dinosaurio, es decir, el espacio en el que se encontraba el encéfalo de este animal cuando vivía, lo que permitió deducir la forma y el tamaño de este órgano, que casi nunca fosiliza.