Teruel

Diez familias han llegado a la zona de Perales del Alfambra tras encontrar empleo en Huevos Guillén

Los nuevos pobladores activan la vida social y económica de una comarca castigada por la emigración

Teruel
Julián Giraldo -en el centro, de negro- junto a familiares y vecinos en el bar de Perales del Alfambra.
Heraldo

La vida en Perales del Alfambra empieza a cambiar. La puesta en marcha hace un año y medio de la granja avícola del grupo empresarial Huevos Guillén, un gigante del sector que ha creado una veintena de puestos de trabajo en una comarca sin apenas industria, ha traído a la localidad y a pueblos cercanos una decena de familias que suman entre 25 y 30 nuevos pobladores.

"Antes teníamos seis niños en la escuela y ahora hay dos más, puede parecer poco, pero supone un incremento del 30%", destaca el alcalde de Perales del Alfambra, Francisco Javier Lahoz, del partido Ciudadanos. "Hay más gente que compra en la tienda, que acude al bar, que carga el depósito de su coche en la gasolinera y que hace operaciones en las dos sucursales bancarias que tenemos; ahora, hay más futuro", afirma.

En Perales, con 234 habitantes, se han instalado tres de las nuevas familias –suman 10 personas– y el resto viven en Argente, Alfambra, Rillo, Orrios, Galve e incluso en la capital turolense –a 37 kilómetros–. El problema, explica Lahoz, es encontrar vivienda para los recién llegados pues, aunque la mitad de las casas de la localidad están deshabitadas, buena parte de ellas no reúnen condiciones para vivir o son segundas residencias.

"Si de verdad queremos repoblar, alguien tendrá que invertir en estos pueblos, ya sea de forma privada o pública, para construir nuevas viviendas. De lo contrario, la gente acabará viviendo en ciudades más grandes y acudiendo aquí solo para trabajar", advierte el alcalde de Perales del Alfambra.

Empresa en crecimiento

La granja de Huevos Guillén en Perales del Alfambra está en crecimiento. A los 20 empleos creados sumará pronto otros tres o cuatro, pues está a punto de completar la puesta en marcha de un centro de clasificación que le permitirá asumir todo el proceso de selección y empaquetado de la producción, algo que inicialmente se realizaba en Sinarcas (Valencia).

La procedencia geográfica de los huevos figurará en el producto mediante un código identificativo que podrá verse en el envasado que posteriormente llegará a las estanterías de los supermercados Mercadona, a los que Huevos Guillén provee desde 2000.

El huevo campero de Perales del Alfambra se distribuye ya por toda la geografía española salvo la zona centro, mientras el ecológico se destina a clientes internacionales. En total, la granja turolense produce más de siete millones de huevos al mes.

La empresa aspira a convertir el centro de Perales del Alfambra en una de las granjas más grandes de Europa en sistemas alternativos, es decir, con gallinas libres de jaula. El horizonte es 2023, cuando el censo estimado de aves se sitúe en 720.000 y la cifra de empleos directos en la comarca se eleve a 40, el doble que en la actualidad.

"Estoy muy contento, tengo un buen trabajo"

Julián Giraldo es uno de los nuevos vecinos llegados a Perales del Alfambra al calor del empleo generado por la granja avícola de Huevos Guillén. Natural de Colombia, se instaló él solo hace 20 días, pero desde el pasado viernes viven con él su hijo pequeño, de 4 años, y el mayor, de 23, con su mujer e hija. Su esposa, que ahora trabaja en la recolección de la cereza en Caspe (Zaragoza), se sumará al grupo familiar en unos pocos días.

No oculta su satisfacción por cómo le están yendo las cosas en la localidad turolense. "Estoy bien contento;tengo un buen trabajo y vivo en un lugar tranquilo y acogedor", explica mientras comparte un aperitivo con familiares y vecinos en la terraza del bar de Perales del Alfambra. Aunque echa de menos algo más de bullicio, sostiene que, a cambio, disfruta de la calma del mundo rural.

Su vida no ha sido fácil. Relata que él y su familia tuvieron que "dejarlo todo" en su Colombia natal –su casa y sus negocios– al ser víctimas "de la delincuencia y de amenazas". "Fue muy triste", recuerda, al tiempo que considera que en España encontró el refugio que buscaba.

Antes de llegar a Teruel vivió en Zaragoza, pero en la capital aragonesa solo conseguía contratos laborales de no más de un mes de duración en alguna frutería. La Fundación Cepaim, que se ocupa de las personas en alto riesgo de vulnerabilidad y especialmente de la población migrante, intervino para que Julián Giraldo y su familia tuvieran una nueva oportunidad de futuro en Perales del Alfambra.

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