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El Baile de San Roque de Calamocha, la epidemia que acabó en fiesta

El Centro de Estudios del Jiloca recuerda que una plaga de cólera está en el origen del festejo más característico de la capital de la comarca.

El multitudinario baile de San Roque de Calamocha se interpreta el 16 de agosto.
El multitudinario baile de San Roque de Calamocha se interpreta el 16 de agosto.
Centro de Estudios del Jiloca

El Centro de Estudios del Jiloca recuerda este jueves el origen del Baile de San Roque, el festejo más característico de Calamocha, vinculado a una epidemia de cólera del siglo XIX que paso de largo por la capital del Jiloca. La publicación, que se divulga a través de las redes sociales en plena pandemia de coronavirus, repasa el proceso histórico que culminó en la institucionalización del dance para "agradecer" a San Roque que librara a la localidad de la plaga.

El 'hilo' abierto por el Centro de Estudios cuenta como en 1884 un barco llegado de Tonkin (Vietnam) provoca un brote de cólera "morbo asiático" en la ciudad de Marsella, desde donde la mortífera plaga pasa, también a través de un navío, a la ciudad de Alicante. La enfermedad había llegado finalmente a España, donde provocó "la gran epidemia del siglo XIX".

Según el relato, la principal hipótesis sobre la propagación hacia el interior peninsular es que los segadores que terminaban la siega en el Levante, donde la cosecha iba más adelantada, propagaban la enfermedad al adentrarse en el interior peninsular. Las provincias de Zaragoza y Teruel figuraron entre las más castigadas, solo por detrás de las levantinas.

En verano de 1885, el cólera aparece ya en el Jiloca. Pero, aunque en la comarca hubo una mortandad "alta", Calamocha salió bien parada de aquel trance y decidió agradecérselo a San Roque. Lo hizo con el baile que cada mes de agosto se repite por las calles de la localidad con cientos de danzantes ataviados con impolutos pantalones y camisa blancos, faja azul y cachirulo al cuello.

El Centro de Estudios del Jiloca explica que se agradeció a San Roque su supuesta intercesión para proteger a Calamocha porque este santo del siglo XV, según la tradición, curaba a los apestados. Con el tiempo, se convirtió en protector contra las enfermedades contagiosas y también de los profesionales que curan a sus víctimas, como enfermeros y médicos. También es invocado por los peregrinos. 

Como gratitud hacia el santo por su intercesión para contener el cólera, los calamochinos recurrieron a la tradición aragonesa del dance, que combina música, danza y teatro. De este modo, la terrible amenaza de una pandemia de finales del siglo XIX fue la semilla de un popular festejo actual que sirve, además, para repasar, con los dichos que improvisan recitadores espontáneos, la actualidad de la localidad. Probablemente, la actual epidemia del coronavirus saldrá a relucir en los recitados del Baile de San Roque del próximo agosto.

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