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Peralejos: la cercanía en el trato es ley, y el porvenir lo marcará el hospedaje

La familia Yago asume varios negocios en el pueblo, que también cuenta con otras referencias hosteleras y se perfila como una base de residencia para trabajadores de la zona.

Peralejos está muy cerca de Teruel, con todas las ventajas logísticas que ello conlleva, y conserva intacto el sabor de pueblo. Son pocos, bien avenidos, y un apellido tiene más presencia que ningún otro gracias al carácter emprendedor de quienes lo llevan: Yago. A la entrada del pueblo, junto a la ermita de la Virgen del Carmen, está la nave de Patatas Yago, comercializadora mayorista de prestigio en toda la provincia; fue un negocio fundado por el padre de Tomás, su actual incumbente. Compra el género en varios puntos selectos de España y Europa, las elige con mimo para atender los requerimientos del mercado y las comercializa.

El bar y tienda es cosa de la ‘jefa’ del pueblo, como le llaman con cariño varios de sus vecinos. Águeda Yago es todo un carácter y también un ser humano entrañable. "Este bar lleva 70 años abierto, desde que se casaron mis padres –apunta Águeda– y lo llevaron mientras pudieron. Mi madre se cayó con 60 años y no podía seguir, así que lo cogí y en los últimos 33 años, de 57 que tengo, ha sido mi responsabilidad. Aquí estamos, al pie del cañón. No era el plan, me iba a ir a Alfambra, el pueblo de mi marido, pero la circunstancia me hizo quedarme; mi marido sube y baja, Alfambra está a 7 kilómetros, y aquí hemos hecho la vida".

Águeda ve el manido tema de la despoblación rural desde una óptica algo distinta a la habitual. "Claro que hay gente que quiere quedarse aquí y buscar un modo de vida, pero no tienen dónde vivir. Si hubiera más posibilidades de alquilar o comprar un piso, se quedarían aquí. Yo tengo la mía porque mi padre nos la hizo a los hermanos en su día; si no, hubiera tenido el mismo problema. ¿Trabajo? Como en todos sitios, complicado pero no imposible. Claro, no todo el mundo puede completar una carrera universitaria, pero hay muchas maneras de ganarse la vida dignamente. Aquí hay tres pisos municipales que están alquilados, y Teruel está muy cerca, quizá no puedes vivir allí porque falta vivienda, pero es una buena idea venirte a un pueblo como el mío y estar a 20 minutos en coche de tu trabajo".

Águeda recuerda que su madre tiene 93 años y es la mayor del pueblo. "Mi hijo está aquí, mi hija se marchó a Zaragoza; mis tres sobrinos se han quedado en el pueblo y aquí tengo a tres sobrinos-nietos. La verdad es que en Peralejos hay unos cuantos de menos de 50 años, no tenemos una media de edad tan alta como en otros sitios".

El bar es lugar de cita para todo el pueblo, la tienda de abastos resuelve las emergencias y también tiene productos menos habituales en este tipo de comercios, como fruta, verdura o carne. El tercer negocio de Águeda es el más llamativo. "Llevo la funeraria El Ángel Custodio, vendo ataúdes. A algunos les da apuro ver el cartel en la entrada del bar, pero yo les digo que si están leyendo el letrero es que aún no les hace falta el cajón. Es un servicio, que brindo a toda la zona".

El alguacil, José Vicente Fiérrez, vino de Valencia hace 5 años; Águeda le llama Don Pimpón, y el aludido encaja el símil ‘barriosesámico’ con una sonrisa. "Soy ebanista de formación, y he probado muchos palos laborales, se puede decir que he hecho de todo; lo último en lo que he estado metido es un taller forestal aquí cerca, en Escorihuela, arreglando unas antiguas trincheras con gente de varios pueblos".

Al pueblo ha llegado una pareja joven del extranjero; el es holandés, ella colombiana. También se recibió a varios catalanes; hay una vecina con esa procedencia que ya lleva asentada 14 años en Peralejos. En cuanto a colectivos, solamente destaca la asociación de amas de casa. "¿Nuestras actividades principales? Guiñote y comer, ya ves estamos muy estresados –ríe Águeda– y nos da para romper con esquemas. Rechazamos un poco todo ese pesimismo de la España vaciada, pero así no vamos a vender el burro. A ver, fácil no es la vida en un pueblo, pero hay que intentarlo y si le echas ganas, compensa. Hace años vino un señor de Zaragoza un poco asustado por todo lo que había oído, y al poco ya decía que nunca había estado mejor que aquí en su vida. Claro que hay cosas malas, pero estamos insistiendo en corregirlas;lo peor que tenemos es la cobertura de internet y los fallos en la televisión; a veces no hay manera, se va de pronto y vuelve al rato, o a las horas, desaparece un canal… eso hay que arreglarlo y estamos insistiendo".

Entre las tradiciones locales destaca la de enramadas en mayo. "Es la típica fiesta de los mozos que ahora también hacen los casados; se comen los huevos de Santa Cruz, con tomates y ajos tiernos, los ha hecho siempre mi madre en el bar; antes se comían seis por mozo y esa noche plantaban arbolicos en cada puerta. Al día siguiente pedían más huevos y se hacía ponche, con azúcar, ron y coñac. Las fiestas en San Bartolomé han sido siempre del 24 al 26 de agosto, aunque se han movido al fin de semana por votación de los veraneantes. No hay comisión, pero nos las arreglamos entre todos con una cuota, vendiendo lotería y demás".

El Hostal de la Vega, la Venta de Arriba y nuevos apartamentos

Peralejos tiene su oferta habitacional concentrada en dos referencias actuales: el Hostal La Vega, justo enfrente al bar de Águeda, y la Casa Rural Venta de Arriba, de la familia Edo. El Hostal La Vega es un edificio moderno en ladrillo, de 15 habitaciones, que se inauguró en 2010 y cuenta con un restaurante muy valorado en el entorno. La hermana de Águeda y Tomás Yago, Cristina, está acabando unos coquetos apartamentos con vistas a uso turístico, muy cerca del bar y el hostal, frente a una pradera; en estos días está centrada en los acabados y en pulir todos los detalles técnicos para abrir cuanto antes. Ha volcado en esta ilusión todas las ilusiones de su familia, y está muy esperanzada de cara al futuro.

En cuanto a la casa rural Venta de Arriba, la fundó Evaristo Edo –nacido en Peralejos– hace 15 años; la lleva junto a su esposa Agustina y sus hijos Javier y Diego. La casa suele albergar familias: tiene terraza, sala común y capacidad para 5 plazas, que va a subir a 10.

En datos

Comarca: Comunidad de Teruel

Población: 88

Distancia a Teruel: 23 km

Los imprescindibles

La agricultura

Las 1.100 hectáreas cultivables del término constan sobre todo de cereal de invierno, especialmente cebada (foto) o trigo. Destaca la vega en el entorno del río Alfambra, zona en la que se cultivan frutales y hortalizas.

Patrimonio religioso

La iglesia mudéjar de San Bartolomé (foto) es la referencia local del sector, junto a la ermita de la Virgen del Carmen a la entrada. La ermita de la Virgen de Cilleruelos es de Cuevas Labradas, pero en Peralejos han colaborado a arreglarla.

Para darse una vuelta

Peralejos cuenta con tres hermosos merenderos: uno en el río Alfambra, otro en la Cerraja y otro en el área de Castelfrío. Hay varias rutas senderistas y de mountain bike, y en temporada también menudean los buscadores de setas.

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