Camañas, la inmigración como estrategia de supervivencia

Desde que en 2001 el Ayuntamiento de Camañas puso en marcha una innovadora y arriesgada campaña para atraer nuevos pobladores desde Argentina que le permitieran, al menos, mantener abierta la escuela –que se había quedado solo con tres niños–, el pueblo ha contado con población inmigrante de forma ininterrumpida. Aunque las familias extranjeras ha llegado y partido, su presencia se ha convertido en clave para mantener la población.

Otro empujón demográfico llegó con la instalación a finales de los años noventa del siglo XX de una macrogranja del grupo Portesa que ha generado 15 empleos, una cifra que para esta pequeña localidad de la Comunidad de Teruel es "como la General Motors para Zaragoza", según explica Vicente Gonzalvo, que era alcalde hace 18 años, cuando "la escuela se iba a cerrar por falta de niños".

Tras entrar en contacto con el mundo de la inmigración, Gonzalvo se implicó con la oenegé Consorcio de Entidades para la Acción Integral con Migrantes (Cepaim), con la que colabora actualmente. El exalcalde es, además, ganadero y agricultor en la Camañas. De la primera experiencia de captación de inmigrantes argentinos recuerda que llegaron cuatro familias, aunque una de ellas solo duró una semana en el pueblo. A pesar de los vaivenes de la inmigración, el exalcalde considera que los nuevos vecinos "siempre dejan algo positivo" en el pueblo, empezando por la convivencia con personas de distintas culturas.

La presencia de extranjeros o de personas llegadas de otras comunidades autónomas se ha convertido en cotidiana en Camañas. "En las últimas dos décadas han pasado por el pueblo 30 familias inmigrantes. Lo que hace dos décadas era anormal ahora se ha normalizado", señala Vicente Gonzalo. A su juicio, un factor básico para asentar nuevos pobladores es tratar a los recién llegados "con normalidad, tanto para los derechos como para las obligaciones".

Las instalación de las granjas de Portesa y la llegada de familias foráneas han conseguido asentar población y levantar el número de escolares de un mínimo de tres niños a los actuales 10, con expectativas de ampliación a corto plazo hasta 12, lo que permitiría, además, pasar de una escuela unitaria a un colegio con dos aulas.

La alcaldesa, Sara Ros, explica que el Ayuntamiento mantiene contactos con la Dirección Provincial de Educación para que, tras dos cursos con una sola aula, este año el pueblo puedan volver a abrir dos clases. La inminente llegada de una pareja con dos niños obraría la remontada.

Entre los factores decisivos para que los trabajadores llegados de fuera se puedan instalar en el pueblo, Vicente Gonzalvo destaca la habilitación de una oferta mínima de viviendas de alquiler. El Ayuntamiento acondicionó con apoyo de otras administraciones media docena de casas para el arrendamiento, una oferta que se puso al servicio de los inmigrantes, pero también de jóvenes parejas del pueblo que quieren echar raíces.

Gonzalvo considera que la escasez de viviendas de alquiler en condiciones dignas y asequibles es el principal problema para que los jóvenes se queden a vivir en los pueblos y para atraer nuevos pobladores. "Los pequeños municipios necesitan casas. No hay viviendas habitables porque las existentes, aunque estén cerradas la mayor parte del año, se usan como segundas residencias en verano y no están disponibles. A veces, las que se ofertan en alquiler son inhabitables. Hace falta un plan de viviendas para el arrendamiento", concluye.

Otro factor que frenaba cualquier posibilidad de desarrollo era la escasez del suministro de agua. Para resolverlo, la Confederación Hidrográfica del Júcar construyó en 1996 un pozo de 750 metros de profundidad, el más hondo de la provincia en ese momento. Además de resolver los graves problemas de abastecimiento de agua de boca que sufría la localidad y todo el Campo de Visiedo, disponer de una fuente segura abrió las puertas al desarrollo ganadero de la localidad. "Sin el pozo, no se hubieran podido hacer las granjas", señala Gonzalvo.

El pozo acabó de una vez con el panorama que se repetía cada verano durante una de las peores sequía que ha sufrido Teruel en el siglo XX –entre 1992 y 1995–, con las cisternas de la Diputación Provincial abasteciendo a las localidades de Lidón, Visiedo, Argente y Camañas. La explotación conjunta del pozo abierto en esta última localidad les asegura un caudal suficiente. "Sin agua no había futuro", sentencia el que era alcalde cuando se realizó la perforación.

Tener agua permitió, además, el desarrollo de la explotación porcina de Portesa, dedicada a la producción de lechones y "el motor económico del pueblo", dice Vicente Gonzalvo.

Una vivienda de turismo rural habilitada en un antiguo taller de carros

La Carretería es una de las dos casas dedicadas al turismo rural en Camañas. El establecimiento, regentado por la alcaldesa, Sara Ros, se acondicionó en un antiguo taller de carretas, del que ha tomado el nombre comercial. Sara explica que, tras completar sus estudios, quiso asentarse en el pueblo, del que se declara "enamorada al 100%".

La emprendedora pensó que una buena forma de ganarse la vida era dedicándose al emergente turismo rural. Montó el negocio con su marido y su cuñado en 2006 y actualmente asume la dirección. Ofrece un lugar acogedor con regusto tradicional orientado a escapadas de pareja. "Queremos dar un servicio rural de calidad a la altura de clientes exigentes", señala.

Tras capear los momentos más duros de la crisis económica de 2008 –con el establecimiento recién abierto–, La Carretería está plenamente consolidada. La mayoría de los clientes llega de la Comunidad Valenciana y utiliza Camañas como base de operaciones para desplazarse por toda la provincia. No es el única vivienda rural. Un año después de La Carretería abrió Sierra Palomera.

Una de las últimas minas de carbón en arrancar produce materia prima para una cementera

La última explotación de carbón en abrirse en la provincia de Teruel, la Mina Paula, se ubica en Camañas. Aunque arrancó en 2003 con grandes expectativas laborales, su actividad está actualmente bajo mínimos. Los promotores utilizan el mineral como ingrediente para la cementera de Santa Eulalia, pero con un ritmo de extracción ralentizado, muy lejos del previsto al arrancar el desmonte.

La mina explota un yacimiento con grandes reservas e inicialmente la producción estaba destinada a la térmica de Escucha, una salida que quedó taponada con el cierre de la central en 2013. Las expectativas de remontar el vuelo son escasas ante el próximo cierre de la central térmica de Andorra, que pondrá punto final a la larga tradición de producción eléctrica partir del carbón en la provincia de Teruel.

La alcaldesa, Sara Ros, reconoce que las opciones laborales derivadas de la extracción de carbón son limitadas. Ros recuerda que la tradición minera local giraba en torno a la extracción de manganeso, una actividad que fue la principal fuente de empleo desde que arrancó antes de la Guerra Civil hasta que cerró definitivamente en 1956. La mina generó un complejo con 19 pozos.

En datos

Comarca: Teruel.

Población: 124.

Distancia a Teruel, su capital de provincia: 56,7 km.

Los imprescindibles

Testimonio románico

La ermita de la Virgen del Consuelo, del siglo XII, es uno de los escasos ejemplos de arquitectura románica en la provincia de Teruel. Destaca por las pinturas murales de su interior con un pantocrator.

Uno de los últimos

El gigantesco olmo de la plaza es todo un símbolo identitario de Camañas. Pero el singular ejemplar también ha sucumbido a la enfermedad de la grafiosis. La asociación cultural local se llama La Olma en honor a este árbol.

El motor económico

La granja porcina de Portesa se ha convertido en el principal motor económico y laboral de la localidad desde su inauguración en los años noventa del siglo XX. Sus 15 empleos atraen a trabajadores de localidades cercanas.