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Rubiales, la apuesta más natural por una naturaleza adaptada a todos

Benedicto y María abrieron el albergue Econatur hace 22 años, y su hija Alba une fuerzas con Benedicto para la gestión. María pone la ilusión, la energía y muchas ideas desde su silla de ruedas.

Para algunas personas, la discapacidad física (ya sea de nacimiento o sobrevenida) les supera a la hora de marcarse retos. De hecho, es algo perfectamente comprensible. Por eso sorprende más encontrar a gente como María Massó. María va en silla de ruedas; un accidente de tráfico tuvo la culpa. Sin embargo, y una vez asumidas las limitaciones derivadas del suceso, María nunca ha dejado de pelear. Se vino de su Castellón natal a Rubiales hace 38 años junto a su esposo, Benedicto Blanco, y ahora consideran a este rincón de la sierra de Albarracín como su casa, hasta el punto de ‘enseñar los dientes’ al que hable mal de él.

José Antonio Soriano, alcalde de Rubiales, se multiplica para simultanear su trabajo de comercial (con frecuentes viajes por Zaragoza y Valencia) con las tareas de la alcaldía. Para defender las bondades de su pueblo y dar curso a las reivindicaciones pertinentes, José Antonio delega en María y Benedicto con toda la confianza. La pareja lleva el Albergue Econatur desde hace 22 años a las afueras del pueblo, con una hermosa vista de su caserío desde el porche.

Econatur tiene 26 plazas y se maneja desde una sociedad llevada por Benedicto y su hija Alba, que también incluye la iniciativa de Alba, Mermeladas El Peralico.

"Nos encanta la vida rural –explica María– y finalmente nos decidimos a venir aquí hace ya casi 40 años. Para poder sobrevivir aquí montamos una granja de conejos, pero tuvimos el accidente de circulación y para mí era muy complicado trabajar en eso. Al final, la idea del albergue fue la manera perfecta de proclamar a todo el mundo nuestro entusiasmo por esta tierra. También llevo la estación meteorológica del pueblo desde aquí".

María se ha ido marcando retos ambiciosos; uno se materializó a 25 kilómetros de Rubiales. Allí dio el impulso al sendero adaptado para personas con diversidad funcional (movilidad reducida) de las pinturas rupestres del Navazo, 1.233 metros con pasarelas incluidas, con mirador al final; se hizo en 2015. "Ya había algunos en parques naturales en los Pirineos –recuerda María– y en una visita vimos uno en Ordesa, muy bonito; entonces pensamos que aquí había que sacarlo. Yo conocí bien todos estos montes a pie en su día, pero el ‘carro cross’ –bromea– tiene tela".

Desde Econatur se sugiere visitas a ese sendero. "En el albergue tenemos muchas familias con críos, y por ese sendero pueden ir perfectamente carritos de bebé; además, las personas mayores pueden caminar tranquilamente sin miedo a tropiezos. Ya se hizo un sendero más pequeño en Bezas, muy bonito, en la zona del Dornaque; para el de la Navaza, el apoyo de la Asociación de Viviendas de Turismo Rural y los Empresario Turísticos de la Sierra de Albarracín fue clave, y la DGA respondió. Belén Leranoz se encarga de que el mantenimiento y el uso correcto de este sendero sean los adecuados".

Las reivindicaciones

Las comunicaciones son el gran reto de Rubiales. "Hay que hablarlo en el espectro más amplio –apunta Benedicto– porque nos referimos a las viarias, la banda ancha y la telefonía. En estos dos últimos, sobre todo, me parece lamentable que se echen la pelota los unos a los otros. Son muy precarias, y así una empresa no puede funcionar a plenitud. Se habla mucho de las medidas contra la despoblación; he aquí una prioritaria. ¿Incentivos fiscales? Ahí hay otra medida clara. ¿Transporte escolar? Nunca llegó, hace muchísimo que no tenemos escuela y los niños van a Teruel, siempre ha habido que acercarlos a El Campillo para que los recogiera el autobús".

En Rubiales hay poca gente, pero la media de edad no es tan elevada. "Tenemos dos patriarcas de noventa y pico que cuidamos como tesoros –apunta María– pero luego los mayores ya somos nosotros, y tenemos ganas de comernos el mundo. Los pocos que vivimos en Rubiales también somos un poco guardianes del pueblo".

Las perspectivas de futuro pasan por consolidar varios temas. "La explotación de la resina –cuenta Benedicto– fue una gran fuente de ingresos para todos los pueblos de esta zona hasta 1972; mucha gente se fue entonces. En 1978 se intento volver a esta actividad, yo me involucré, pero no pudo ser, ahora están probando de nuevo. En cuanto a la ganadería, solamente queda un ganado ovino. Por esa causa, la masa vegetal está creciendo de manera desmesurada; es un gran riesgo para incendios, el rodeno no se ve... si se limpiara el monte y se recogieran los residuos, ahí tendrías otra fuente de pobladores para el año entero. Aunque seamos pocos, estamos vivos y con ganas de luchar por el futuro. Hay que hacer algo ya: dentro de 20 años no habrá nadie aquí. Por ejemplo, tenemos un proyecto urbanístico a las afueras con cinco casas ya habitadas y varias parcelas disponibles para que alguien construya ahí su casa. Con mejores vías, estaríamos a tiro de piedra de Teruel".

Mermeladas El Perolico, esfuerzo e imaginación desde el impulso de Alba Blanco

Alba Blanco empezó a tramitar su negocio de mermeladas artesanas a finales de 2011, y pudo darle forma desde octubre de 2013; mucho papeleo y pocas ayudas a la iniciativa joven y rural. "Esto tendría que ser más rápido –aclara Benedicto– porque entonces tenía menos de 30 años. Ahora ha sido mamá". Alba explica que buscaba algo compatible al trabajo en el albergue. "Era una manera de rellenar los meses más bajos del turismo. Aunque en esta zona no hay fruta, cuento con un almacén en Teruel que me surte. En mis mermeladas hay sabores tradicionales y otros originales, como el de cebolla a la pimienta. Ahora estoy haciendo detalles de bodas, bautizos y comuniones, la artesanía alimentaria funciona. Tengo que optimizar el tiempo, porque llevar a mi hijo a la guardería privada en Teruel me supone muchos kilómetros. Hay una pública en San Blas, pero tendría que empadronarme en Teruel para poder usarla, que la tengo a 10 minutos".

En datos

Comarca: Sierra de Albarracín.

Población: 50.

Distancia a Teruel: 22 km.

Los imprescindibles

Iglesia de la Asunción

Del siglo XVIII, tiene tres naves; la central está cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos. La torre se compone de un cuerpo cuadrado rematado por otro octogonal, abierto con una serie de vanos alargados, uno por cada cara.

Collado de la Plata

En este paraje aún se puede encontrar la entrada de algunas de las viejas minas de hierro y restos de cuarcitas con trazas de azurita y malaquita, de las que se extraía cobre. Aquí se localizan importantes masas de sabina albar.

Balsa de El Pinar

Es una balsa endorreica, cuenta con merendero y excelentes senderos para el paseo. El GR-10 pasa por aquí. La laguna se convirtió hace tres años en un refugio coyuntural para cuatro flamencos en migración.

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