Una fuga de agua en Libros reduce a escombros una bodega y un corral y agrieta una calle

Los vecinos afectados por la avería reclaman más apoyo del Ayuntamiento. La ladera de un monte se ha deslizado.

Carmen Cortés, cuya bodega se ha hundido, contempla la calle y el corral afectados por la fuga.
Carmen Cortés, cuya bodega se ha hundido, contempla la calle y el corral afectados por la fuga.
Jorge Escudero

Carmen Cortés y su marido, vecinos de Libros, aseguran estar viviendo una "pesadilla" después de que una fuga de agua de una tubería de abastecimiento de  la población haya provocado el derrumbe total de la bodega de su casa y del corral que hay justo encima de este espacio subterráneo así como el agrietamiento de una calle próxima.

Según relata la mujer, el hundimiento de la bodega se produjo el pasado 9 de octubre y desde entonces, a pesar de que la rotura de la tubería fue detectada y reparada por el Ayuntamiento días después, no ha parado de sacar de su vivienda agua que se filtra por las paredes.

"Tenemos miedo de que el derrumbe vaya a más y que el agua pueda afectar a los cimientos de la casa", denuncia Carmen Cortés mientras muestra una larga grieta que recorre parte del techo de la cocina que hay junto a su bodega, ahora reducida a escombros.

Por las mismas fechas, el deslizamiento de la ladera de una montaña a pocos metros de la calle agrietada provocó el desplazamiento en altura de un depósito municipal de agua. Según explicó ayer el teniente de alcalde de Libros, Rafael Millán, el aljibe "cayó a plomo unos dos metros". El suceso hizo que el Ayuntamiento, como medida de precaución, ordenara el desalojo de una vivienda cercana en la que reside un vecino, quien, no obstante, ha podido regresar a su casa tras haberse iniciado los trabajos de consolidación del monte.

El Consistorio desvincula la rotura de la tubería que afectó a la casa de Carmen Cortés del movimiento registrado en la ladera cercana en la que se encuentra el aljibe. "No tiene nada que ver una cosa con la otra y, además, ya se está actuando para frenar el desprendimiento de tierra de la montaña; no hay ningún riesgo para las casas próximas", subrayó ayer el alcalde de Libros, Raúl Arana.

El regidor afirmó que el agua que sigue entrando en la casa de Carmen ya no proviene de la tubería, "sino de lo que llueve en el terreno" y explicó que ya le ha sido comunicado a esta vecina que, una vez repare los destrozos, tiene que presentar la factura correspondiente a la compañía aseguradora con la que cuenta el Ayuntamiento, que se hará cargo de los gastos.

Sin embargo, Carmen Cortés no lo ve tan sencillo y se muestra "indignada" por lo ocurrido, al tiempo que reclama más apoyo del Consistorio. "Tardaron varios días en encontrar la avería y, mientras, estuvo saliendo agua sin parar", se queja Cortés. "Y ahora –continúa la mujer– me piden que adelante el dinero y espere a que ellos decidan devolverme todo o quizá solo una parte". Cortés argumenta, además, que no puede iniciar las obras de su casa "sin que antes el dueño del corral derruido haga lo mismo y sin que el Consistorio repare la calle".

"Por suerte, no había nadie"

La vecina de Libros destaca que, por suerte, no había nadie en su bodega cuando esta se hundió. Según explicó Carmen Cortés, este subterráneo, con 150 años de antigüedad, es frecuentado por pandillas de jóvenes principalmente en fechas festivas.

Libros, con un centenar de habitantes, es un municipio levantado entre montañas y algunas de sus casas están muy próximas al monte, lo que ocasiona problemas. Por contra, la población y sus visitantes disfrutan de un paisaje muy atractivo.

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