Ascensores urbanos para salvar la difícil orografía que separa el centro de sus barrios

El planeamiento urbanístico de Teruel ya recogía en 1985 la instalación de cinco elevadores. Los vecinos de San Julián han reivindicado durante años dos de estos remontes mecánicos.

San Julián. El ascensor que conecta el barrio de San Julián con el Centro Histórico se inauguró en 2011. Inspirado en las torres mudéjares, el edificio, diseñado por el arquitecto Joaquín Andrés, tiene una altura de 40 metros.
San Julián. El ascensor que conecta el barrio de San Julián con el Centro Histórico se inauguró en 2011. Inspirado en las torres mudéjares, el edificio, diseñado por el arquitecto Joaquín Andrés, tiene una altura de 40 metros.
Jorge Escudero

El Ayuntamiento de Teruel ha hecho una gran apuesta por la construcción de ascensores urbanos como medio para mejorar la accesibilidad de la ciudad, cuyo casco histórico, situado en una colina, está separado de sus barrios por desniveles de más de 30 metros. El entramado callejero ya dispone de dos elevadores, pero hay un tercer proyecto muy avanzado y un cuarto que reclaman los vecinos de San Julián y que el Consistorio contempla, si bien a largo plazo. La importante inversión que se precisa obliga al equipo de gobierno municipal a plantear estas conexiones mecánicas con una mayor cautela.

Pese al elevado coste –más de 1,5 millones de euros–, el recurso de los ascensores para facilitar la movilidad de los turolenses ha resultado todo un acierto, según demuestran las dos infraestructuras ya existentes, sobre todo ‘Atalaya’, como se denomina al elevador que salva el desnivel entre el barrio de San Julián y el centro de la ciudad, con más de 2.500 usuarios al día; y el del Óvalo, el primero que se ejecutó en 2005 y que registra unos 1.500 viajes diarios.

Para la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, estos sistemas de conexión mecánica entre barrios se han convertido en "una necesidad". De hecho, el Plan General de Ordenación Urbana de 1985, todavía vigente, ya recogía la instalación de cinco ascensores en la ciudad: el del Óvalo, que representa una alternativa a la agotadora Escalinata; dos en San Julián para conectar el barrio con el centro histórico –este ya construido– y para enlazar con el Ensanche; un cuarto que permitiría mejorar las comunicaciones entre El Carmen y el casco antiguo; y un quinto –y de momento el menos viable– de conexión entre el Carrel y la Ronda.

"Teruel tiene una orografía muy complicada que es muy difícil salvar peatonalmente", explica la alcaldesa. "Seguramente es por eso que resulta una ciudad con mucho tráfico", sostiene la regidora, tras recordar que el último censo contabiliza más de 27.000 vehículos en las calles turolense, un número muy elevado para una ciudad de 36.000 habitantes.

Emma Buj no descarta aprovechar estas singulares infraestructuras con fines turísticos. "Creo –aclara– que el Ayuntamiento debe hacer una apuesta seria por que Teruel también sea conocida por sus ascensores".

Demanda vecinal

El uso de remontes mecánicos para mejorar la accesibilidad ha comenzado a ser una realidad por el impulso decidido de los movimientos vecinales, principalmente de la Asociación del barrio de San Julián que ha sido la más perseverante en sus reivindicaciones. Su tenacidad logró que parte de sus demandas se materializarán hace siete años con la inauguración de un ascensor que, según su presidente, Pepe Polo, ha supuesto sortear, además de una barrera física, "un obstáculo psíquico".

La entidad vecinal reclama ahora un nuevo sistema mecánico para conectar el barrio con el Ensanche. Tiene en su poder un anteproyecto que se presentará públicamente la próxima semana y con posterioridad a todos los partidos políticos para que lo incorporen en sus programas de cara a las elecciones municipales de 2018.

Pepe Polo defiende la necesidad de esta infraestructura por el incremento del tránsito que se viene registrando en los últimos años entre estos dos sectores de la ciudad. "Tenemos una estimación que apunta a que en torno a 1.500 personas, solo de las urbanizaciones de Pablo Iglesias y de Santa María, podrían usar el ascensor", resumía el dirigente vecinal. "Eso –añadía– sin contar con el gran flujo que está previsto que se produzca una vez abran sus puertas el conservatorio de música y el centro social, cuya actividad multiplicará el movimiento en esta zona del barrio".

El arquitecto, Joaquín Andrés, redactor del proyecto del ascensor de San Julián y de los estudios del que conectará el Carmen con el Centro, considera que España "está llena de ejemplos de remontes mecánicos de todo tipo", al tratarse de sistemas que resuelven un problema de comunicaciones entre barrios. Asegura que existen numerosas alternativas para cada caso.

Andrés sostiene que si en el planeamiento urbanístico de 1985 ya se contemplaba esta necesidad, "ahora es mucho mayor por el incremento de población y la movilidad que eso conlleva".

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