Casi 100 pacientes al año se pagan de su bolsillo una densitometría para evitar viajar a Zaragoza

El hospital Obispo Polanco no tiene la máquina y los enfermos acuden a un centro privado. Los oscenses no se desplazan ni pagan gracias a un convenio entre el Salud y una clínica particular.

La densitometría es una prueba para determinar la densidad ósea. La máquina –en la fotografía– es muy utilizada en el diagnóstico de artrosis y osteoporosis, entre otras enfermedades.
Casi 100 pacientes al año se pagan de su bolsillo una densitometría para evitar viajar a Zaragoza
J. C. Arcos/Heraldo

Una tercera parte de los pacientes de la Unidad de Reumatología del Obispo Polanco de Teruel a los que se les prescribe una densitometría optan por acudir a un centro privado y pagar de su bolsillo esta prueba –100 euros– antes que desplazarse a Zaragoza. Evitan así un viaje de 165 kilómetros de distancia –330 entre ir y venir– al que es necesario dedicar todo un día y para el que ya solo el coste de la gasolina asciende a 50 euros.


Los dos únicos densitómetros públicos de Aragón están en Zaragoza y sirven para las tres provincias, pero mientras que el Salud mantiene un concierto con un centro privado de Huesca para que los pacientes, a 70 kilómetros de la capital aragonesa, puedan someterse a este examen sin desplazamiento y sin coste económico alguno, los enfermos de Teruel deben elegir entre viajar a Zaragoza o pagarse la prueba en un centro privado de Teruel.


El Salud facilita el transporte a los pacientes asistidos, pero no subvenciona el desplazamiento a los válidos. La crisis económica ha hecho que muchos de esos últimos recurran a la familia o aprovechen el viaje de un amigo o vecino a Zaragoza para poder acudir a la prueba médica con el menor desembolso posible, según fuentes consultadas. Al precio del billete de tren o autobús hay que sumar el coste de la comida que, casi con toda probabilidad, tienen que hacer los pacientes turolenses que se desplazan a Zaragoza ante la duración del trayecto.


El densitómetro mide objetivamente la densidad mineral del hueso y el riesgo de fractura. La prueba es importante para poder prevenir y diagnosticar, entre otras patologías, la osteoporosis. La especialidad médica que más pacientes deriva a Zaragoza para ser sometidos a una densitometría es reumatología –una veintena al mes–, a menudo con el diagnóstico de artrosis, la enfermedad reumática más frecuente. No obstante, también traumatología requiere a veces densitometrías.


En total, de las aproximadamente 240 personas que anualmente deben someterse a una densitometría por prescripción de la Unidad de Reumatología de Teruel, unas 80, la tercera parte, prefieren hacerse la prueba en un centro privado de Teruel, aunque les cueste dinero.

La densitometría no es la única prueba que obliga a los turolenses a desplazarse a Zaragoza. Quien por padecer claustrofobia necesita una máquina de resonancia magnética abierta, también debe hacerlo. Y lo mismo ocurre con determinadas pruebas de inmunología, punciones o biopsias.Un solo reumatólogo

El Obispo Polanco cuenta con un reumatólogo, algo que lo convierte en el único hospital de capital de provincia de Aragón con un solo profesional en esta materia. Hace 6 años, el centro contaba con dos especialistas, pero la crisis económica se tradujo en el recorte de la plantilla. El facultativo que hay ahora ve en una mañana a 20 pacientes, tarea a la que añade la visita a enfermos hospitalizados, la redacción de informes, la actividad docente y la colaboración con el área de traumatología.


La asistencia se complica cuando el profesional se pone enfermo o coge sus vacaciones, pues los pacientes deben esperar su regreso para ser atendidos o bien acudir al médico de familia o a Urgencias. La otra opción es ir a una consulta privada. La única plaza que hay quedará vacante pronto al haber solicitado su titular el traslado. Como ocurre en otras especialidades, Teruel no es atractivo para los reumatólogos debido a las malas comunicaciones –no hay tren a Madrid y el que va a Zaragoza y Valencia es caro y lento– y a la falta de incentivos laborales o compensaciones económicas. La dependencia de hospitales de Zaragoza para realizar determinadas pruebas médicas a los pacientes y la imposibilidad de ascensos en el servicio al haber una sola plaza y por tanto no existir la figura del jefe de sección, también desaniman a los profesionales.

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