Teruel, la única provincia donde las olas de frío no aumentan la mortalidad por causas naturales

Un estudio del Instituto de Salud Carlos III de Madrid revela que las olas de frío comportan un incremento de la mortalidad en todas las provincias, salvo en Teruel, donde el impacto de las bajas temperaturas respecto al número de fallecimientos por causas naturales es inapreciable. El trabajo, elaborado por un equipo de expertos del Carlos III, el Distrito de Salud Pública de Torrijos (Toledo) y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), se presentó el pasado 1 de marzo dentro de las Jornadas Científicas de la Asociación Meteorológica Española (AME), celebradas en la capital turolense.

El informe, titulado ‘Umbrales de definición de ola de frío e impacto sobre la mortalidad en España’, se basa en los datos de fallecidos por causas naturales recopilados en todas las poblaciones de más de 10.000 habitantes –en el caso de Teruel, solo superan esta cifra la capital y Alcañiz– y los registros de temperaturas recogidos entre 2000 y 2009 en las capitales provinciales. La conclusión de combinar ambos campos es que Teruel es la única provincia en la que "no existe efecto del frío sobre la mortalidad". En el polo opuesto se sitúa Castellón, donde las 29 olas de frío registradas en la década investigada dispararon la mortalidad por causas naturales un 28%, lo que incrementó el número de fallecidos en 154 respecto a la normalidad termométrica.

En el conjunto estatal, los fallecimientos relacionados con descensos térmicos acusados incrementaron la mortalidad en un 11,5%. Los decesos se debieron a causas respiratorias y circulatorias, con predominio de las primeras. El principal agente infeccioso activado por las bajas temperaturas fue el virus de la gripe.

A la hora de fijar el concepto de ola de frío, se tuvo en cuenta el clima de cada provincia. El umbral de temperatura a partir del cual se aplicó esta denominación es más bajo en lugares de clima frío que en los de climatología más benigna. Mientras que en Teruel, se consideró que se había producido una ola de frío cuando la temperatura bajaba de 8 grados bajo cero, en Castellón se califica así una temperatura mínima inferior a dos grados positivos.

Uno de los autores del estudio, Julio Díaz, del Instituto de Salud Carlos III, explicó que en las zonas de clima frío la población está más acostumbrada a las bajas temperaturas y también la casas y los equipamientos públicos están mejor preparados para esta eventualidad. Señaló que, por ejemplo, en Cádiz, la población está más expuesta que en Teruel al frío porque la gran mayoría de casas no tienen calefacción, un servicio que es imprescindible en cualquier vivienda turolense. En Zaragoza, la mortalidad por causas naturales se incrementó en un 1,6% con motivo de las olas de frío, que se registraron con temperaturas inferiores a 2 grados bajo cero. En Huesca, la mortalidad aumentó un 8% con las olas de frío –con el termómetro por debajo de 6 grados negativos–.

El investigador aclaró que el concepto de ola de frío que ha manejado difiere del utilizado por los meteorólogos, que aplican esta definición a una serie de al menos tres días de temperaturas anormalmente bajas, mientras que para el estudio del Instituto Carlos III se toma como tal una jornada por debajo del umbral térmico establecido para cada provincia.

El informe señala que mientras, ante las olas de calor, las Administraciones se movilizan y aplican medidas para prevenir problemas de salud e incluso muertes derivadas de la subida de los termómetros, no existe un protocolo similar ante las olas de frío. Resalta que estas últimas provocan en el mundo una mortandad 20 veces superior a las olas de calor –en España, el impacto es 5 veces superior–.