La población de Monroyo recreó ayer uno de los episodios más importantes de su historia y el que dio lugar al apodo que reciben sus vecinos, los ‘sucarrats’. Se trata de la batalla de la Primera Guerra Carlista de 1839, en la que el general Llagostera mandó incendiar 137 edificios de esta localidad de la comarca del Matarraña.

El municipio celebra este fin de semana las bodas de plata de su feria de alimentos y artesanía, con importantes novedades para darle un nuevo impulso en un puente festivo con una intensa actividad en el Bajo Aragón Histórico. La apuesta funcionó, puesto que ayer fueron muchos los vecinos de la zona que pasearon por las calles de Monroyo y hoy también se espera recibir a numeroso público.

"Esta feria está muy enraizada en nuestro pueblo y lo que ahora pretendemos entre todos es darle un nuevo impulso con nuevas propuestas", explicó el alcalde, José Ramón Guarc. Fueron muchos los vecinos que quisieron colaborar con la nueva ambientación histórica vistiéndose por un día de carlistas. Las calles de Monroyo se llenaron de gente en un ambiente de fiesta que permitía calificar de éxito la iniciativa popular.

Durante todo el día, más de una treintena de miembros del grupo de los Amigos del Museo Histórico Militar de Valencia recrearon un campamento carlista en el que los visitantes pudieron interactuar con los soldados preguntando por los uniformes y el armamento. Incluso los más pequeños se "inscribieron" en el ejército recibiendo a cambio una moneda de chocolate.Dramatización del incendio

El momento central de la representación carlista se vivió ya de noche, cuando se apagaron las luces del pueblo para dejar paso al espectáculo ‘Monroyo en llamas’. Bajo la coordinación de Fernando Guarc, se llevó a cabo una dramatización basada en documentos de la época. El objetivo de los organizadores era lograr una recreación lo más fiel posible a lo que reflejan las crónicas que se conservan de aquella época.

Los hechos que se representaron se remontan a los días que van desde el 27 de noviembre al 8 de diciembre de 1839, cuando el general Llagostera atacó Estercuel –en la comarca de Andorra-Sierra de Arcos– con el sexto Batallón de Aragón y las compañías de preferencia del séptimo. Los carlistas hicieron entonces 232 prisioneros, liberando a tres compañeros presos y capturando 14 caballos y grandes cantidades de comida.

En esta ocasión, Llagostera permitió a los enemigos regresar con los suyos, entregando solo los fusiles, debido al valor que todos ellos habían demostrado en el combate. Pero el general no fue tan humanitario once días después, el 8 de diciembre de 1839, cuando entró en la localidad de Monroyo e hizo incendiar 137 edificios, entre ellos el ayuntamiento, la iglesia, dos ermitas y el palacio de la Real Encomienda de Calatrava.

Hoy, domingo, continúa abierta la feria, en la que se pueden encontrar productos agroalimentarios del territorio y objetos de artesanía llegados de todo el Bajo Aragón Histórico y de provincias vecinas.

Para los interesados en conocer más a fondo la historia de las Guerras Carlistas, en la Casa Consistorial se puede ver la exposición ‘Tiempos convulsos en el Maestrazgo: bandidos, liberales, franceses y carlistas en el siglo XIX’, dirigida por el profesor Pedro Rújula e impulsada desde el Departamento de Patrimonio Cultural de la Comarca del Maestrazgo.Cortadores de jamón

La otra gran novedad de la feria se desarrollará hoy a partir de las 11.00 con el pernil como protagonista. Seis cortadores se disputarán el primer premio en el I Concurso de Cortadores de Jamón, que tiene carácter nacional y que pretende destacar la importancia de este producto en la cultura gastronómica.

La cita termina con una exhibición de perros pastores a las 17.00 en la que los canes participantes demostrarán ante el público su habilidad para reunir en pocos minutos las cabezas de ganado de un rebaño disperso. Por último, a las 19.00, un concierto de la Banda Comarcal San Antón permitirá a vecinos y visitantes disfrutar de la música.